Oración por la salvación de un cristiano que se ha suicidado

¡Oh Corazón de Jesús, dame su alma! Haz, ¡oh Señor!, que la tácita plegaria que incesantemente hacia Ti se dirige, que las lágrimas en silencio vertidas, intercedan, Corazón de Jesús, por el hermano que murió, aunque no según la naturaleza. Su alma inmortal murió a la vida de la gracia. ¡Piedad, dulce Jesús, piedad!, que esta alma no se pierda para siempre. ¡Con qué sutiles argucias llegó a él el tentador, con el fatal y adulador engaño! Pero mi hermano no habría muerto, Señor, si Tú hubieses estado allí (Cf. Jn 11, 21). Mas, ¡ay!, el orgullo de su espíritu te hizo alejarte de él, porque olvidó, es más, despreció tu consejo: Sed mansos y humildes de corazón (Mt 11, 29). Por el amor que tu Madre sintió por él, escucha esta mi angustiosa oración. Arráncale de la venganza del tentador. Sálvale, Señor, porque te amó. Por las humillaciones de tu Pasión, por tu muerte en la Cruz, pídeme, Señor, lo que quieras, pero dame aquella alma. Por la tierna compasión de tu Corazón a la vista del dolor humano, haz que el corazón que gime ante Ti obtenga gracia, y aquella alma sea ganada por tu Misericordia. Vuelve a él tu mirada, como a Pedro cuando te negó (cf. Lc 22, 61). Con esa mirada le podrás vencer, porque…Señor, en otro tiempo te amó. Lo confesaremos nosotros en su lugar: él actuó como un traidor. Pero quizá algún dulce recuerdo perdura aún en él. ¡Despiértalo en su corazón, Señor! Corazón de Jesús, Pastor y Redentor, Tú que salvas y redimes, ¡piedad para nuestro hermano errante! Llámalo, para que salga de su sepulcro (cf. Jn 11, 43). ¡Miserere! (Sal 50, 1). Tú que no desdeñas la súplica del pecador, ¡escúchame, Señor!, y reclama junto a tu Corazón al hermano que se alejó de Ti.

Cardenal Merry del Val [1]

[1] Rafael Merry del Val y Zulueta, fue un sacerdote español nacido en Londres el 10 de octubre de 1865 y fallecido en Roma el 26 de febrero de 1930, que gozó de la confianza, primero del papa León XIII y después del papa san Pío X, que lo nombró Secretario de Estado de la Santa Sede. Desconozco el caso concreto que motivó la redacción de esta plegaria al cardenal Merry del Val, pero entiendo, por su contenido, que bien puede aplicarse por cualquier cristiano que se haya suicidado.