31 de marzo de 2024
(Ciclo B - Año par)
- Hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos (Hch 10, 34a. 37-43)
- Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo (Sal 117)
- Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo (Col 3, 1-4)
- Él había de resucitar de entre los muertos (Jn 20, 1-9)
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En la historia de Jesús habían hablado los hombres pronunciando las palabras que los hombres solemos pronunciar: traición, cobardía, acusaciones falsas o distorsionadas, resentimientos, avaricia, voluntad de poder, cálculos políticos por encima de la verdad etc. etc. Todas estas palabras habían conducido a Jesús a la muerte. Y el sepulcro hacia el que caminaban María la Magdalena y la otra María, un sepulcro nuevo en el que nadie todavía había sido depositado (Jn 19, 41-42), era el lugar en el que había desembocado la historia de aquel hombre excepcional llamado Jesús de Nazaret.
Pero en la alborada de aquel “primer día de la semana”, es decir, de aquel domingo, después de que hubieran hablado los hombres con sus palabras de muerte, iba a hablar Dios, el Cielo iba a tomar la palabra. Y cuando habla el Cielo, la tierra se estremece: por eso se produjo un temblor de tierra y un ángel del Señor vino a decirnos lo que Dios pensaba sobre todo lo que había ocurrido.