El demonio, en Mateo, oculta su juego hasta la última tentación en la que abandona ese giro y sin más ocultaciones deja caer: Todo esto te daré si postrándote me adoras (Mt 4, 9). Este último condicional desvela el verdadero sentido de los condicionales precedentes. El Si eres Hijo de Dios disfrazaba un Si quieres adorar al diablo.
Pero lo esencial es otra cosa y Dostoievski se da cuenta. Tras la mentira se esconde un auténtico proyecto. El Si eres Hijo de Dios aspira a abrir camino a otro mesianismo. Las tres tentaciones conspiran para proponer una Salvación de sustitución. Sin duda tienen por meta obstaculizar el Camino, pero lo hacen trazando la senda de una felicidad estrictamente terrestre: el pan, la paz, la tierra –no conocer más el hambre, no experimentar más la inquietud de conciencia, conquistar el mundo y sus prestigios, eso es lo que debe ofrecer el verdadero mesías a los ojos del infierno. Se trata de fabricar la sociedad perfecta donde el pan, la paz y la tierra ofrezcan al hombre una felicidad de animal saciado.
-Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan… ¿No predica la Iglesia la “opción preferencial por los pobres”? ¿No tiene que penetrar en su oído y hasta en su alma el grito de los hambrientos? ¡Que se organice el clero para enviar sacos de arroz y de trigo a todas las naciones! ¡Poco importa que la hostia sea consagrada con tal de que sea sustanciosa! ¡Que se convierta en un verdadero bocadillo que llene el estómago! ¿No era la Cena una comida donde se servía cordero de verdad de carne y hueso? ¡Adiós pues a la transustanciación! ¡Que el obispo cambie la mitra por el gorro de cocinero! ¡Un frigorífico lleno en lugar del sagrario! ¿No es un escándalo ofrecerle piedras al hambriento aunque fueren las Tablas de la Ley o vuestro Pedro sobre el que se edifica la Iglesia, en vez de darle una buena hogaza comestible?
-Ese escándalo es el de Judas cuando la unción en Betania (Jn 12, 5): ¿Por qué no se ha vendido ese perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? ¿Por qué no vender incluso a la Palabra por sólo treinta denarios? Por lo demás, ¿esa primacía del pan no formaba parte de la política de los emperadores, junto con los juegos, para debilitar toda oposición? Si la Iglesia sólo se ocupara del pan se identificaría con el poder temporal, competiría con el estado. Y además, sustituyendo con el pan el sentido y la libertad, el hombre podría ser tratado como un animal. Se le forzaría a trabajar para producir más carne. Se le prohibiría todo shabbat donde encontrar recogimiento. ¿Para qué celebrar la palabra, si se trata de vivir al nivel del pesebre?... Pero el verdadero pesebre es el de Navidad. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
El éxito como estrategia
El Reino de Dios se anuncia en la pobreza, amando al prójimo en la proximidad, abriendo nuestras manos hacia él, corriendo el riesgo de un abrazo donde el prójimo puede abrirse o estrangularnos. Un abrazo, no una llave de judo. Satán intenta proponernos esa llave de judo ofreciéndonos la eficacia. Yo soy el Príncipe de este mundo, dice Satán, y soy máster en marketing, doctor en propaganda, experto internacional en mensajes subliminales y en fascinación publicitaria. ¡Mira cómo consigo que ese pobre diablo compre un coche por encima de sus posibilidades como si fuera el carro de Elías! ¡Admírate de cómo puedo hacer que elijan al político más mediocre con la sola mediación de la maravilla mediática! Te daré todos los reinos del mundo con su gloria si, postrándote, me adoras… ¡Haremos una Operación Triunfo del canto gregoriano. Organizaremos un Gran Hermano del sacerdocio. Todos los telediarios de las nueve, todos los prime-times, todos los sitios de Google estarán al servicio de tu Iglesia y tendrán un atractivo que envidiarán las cadenas pornográficas y las mejores series americanas!