XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

29 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Ahora se acabará la orgía de los disolutos (Am 6, 1a. 4-7)
  • ¡Alaba, alma mía, al Señor! (Sal 145)
  • Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor (1 Tim 6, 11-16)
  • Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado (Lc 16, 19-31)
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El corazón y la Palabra de Dios

Jesús comparó la palabra de Dios con una semilla cuyo crecimiento puede correr diversa suerte, según la calidad del terreno en el que es arrojada (Mt 13, 3-23). Si acierta a caer en un corazón generoso (en griego, en kardía kale kai agathe, “un corazón bello y bueno”; Lc 8, 15), en un corazón de calidad, podrá dar mucho fruto, hasta el ciento por uno.

Esto no se da por descontado porque, tal como sugiere la misma parábola, la semilla debe afrontar una serie de resistencias que pueden retrasar su evolución e incluso amenazar su misma supervivencia. La identificación correcta de estas resistencias y la adopción de una táctica auténticamente evangélica para neutralizarlas será una de las primeras y más urgentes tareas del bautizado. Pues el bautismo ha limpiado sus pecados, pero no lo ha liberado automáticamente de todas sus consecuencias, de las marcas que permanecen el cuerpo y en la psique, de ciertas cicatrices que solo esperan la ocasión propicia para reabrirse y que, en cualquier caso, seguirán supurando mucho tiempo.

La Biblia fue inspirada por el Espíritu Santo y las palabras de la Biblia son, todavía hoy y para todos los tiempos, portadoras del Espíritu, preñadas del Espíritu. Fueron inspiradas y son “inspiradoras”. Cuando un cristiano se acerca a la Palabra con una actitud de fe, se realiza un acontecimiento espiritual, un acontecimiento que tiene como objetivo su corazón. Pues la palabra de Dios está hecha para el corazón, y éste para la palabra de Dios. Solamente el corazón del hombre es el que puede comprender verdaderamente la Palabra; su razón no lo podrá hacer más que en un segundo momento y solo a condición de ser iluminada desde dentro por la Palabra.

XXV Domingo del Tiempo Ordinario

22 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Contra los que compran al indigente por plata (Am 8, 4-7)
  • Alabad al Señor, que alza al pobre (Sal 112)
  • Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1 Tim 2, 1-8)
  • No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16, 1-13)
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La esencia de lo demoniaco

La esencia del pecado no es la ignorancia ni la carne

Por decirlo todo, el verdadero problema es el siguiente: Satán es muy espiritual. Su naturaleza es, incluso la de un espíritu puro. No hay ni un gramo de materia en él. Ninguna inclinación personal hacia el materialismo. Así que, créanlo, la espiritualidad es su truco. De tal forma es su truco que, evidentemente, el Espíritu de la Verdad nos empuja más hacia lo carnal que hacia esa espiritualidad. El espíritu malo es siempre favorable a los ejercicios espirituales, siempre que no se trate de una espiritualidad de la Encarnación. 

La afirmación de la fe de los demonios cambia necesariamente nuestro enfoque acerca del mal moral, es decir, del pecado. A partir de ahora queda prohibida toda concepción gnóstica de la redención, así como toda reducción carnal del pecado. Por concepción gnóstica de la redención entiendo la idea de que el conocimiento especulativo o una técnica de autodominio serían suficientes para salvarse, lo que conduciría a reducir siempre el pecado a la ignorancia o a la debilidad, o dicho de otra forma, a nuestra condición carnal, siendo la carne a la vez el velo y el obstáculo. 

Esta visión de las cosas contaminó el pensamiento cristiano a través del estoicismo. Ser dueño de uno mismo, no dejarse sofocar por las pasiones de la carne y las representaciones erróneas del espíritu, ésa sería la única vía de salvación. Ahora bien, el demonio no tiene pasiones que desvíen su voluntad ni representaciones que falseen su inteligencia. Es perfectamente dueño de sí mismo. 

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

15 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado (Éx 32, 7-11. 13-14)
  • Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre (Sal 50)
  • Cristo vino para salvar a los pecadores (1 Tim 1, 12-17)
  • Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta (Lc 15, 1-32)
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Mis ojos

Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no solo para llorar.

Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes tú.

Que cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.

Sostén ahora mi fe,
pues cuando llegue a tu hogar.
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará.

José Luis Martín Descalzo

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

8 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • ¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere? (Sab 9, 13-18)
  • Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación (Sal 89)
  • Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido (Flm 9b-10. 12-17)
  • Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío (Lc 14, 25-33)
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La vida no es como uno se la espera

(La acción transcurre en Islandia. María lleva once años casada con su marido, Floki, y es madre de dos mellizos, un varón y una mujer. Al terminar la cena de fin de año su marido le anuncia que va a dejarla porque se va a vivir con un amigo suyo, que se llama igual que él. María se ve así inesperadamente sola con sus dos hijos. Su vecina, Perla, es una mujer enana que es psicóloga y escribe novelas policíacas. Habla con ella a menudo)

(Extractos de las conversaciones entre María y su vecina Perla)

No soy capaz de darle las buenas noches sin hacerle antes una pregunta que me quema en mi interior.
- ¿Qué dice de mí como persona el hecho de que no me hubiese enterado de nada?
- Nada.
Perla recoge del suelo dos pinzas de la ropa.
- ¿Qué dice de mí como mujer no haberme dado cuenta de que mi marido era homosexual?
- Nada.
(…)
Siento que todavía tengo algo que decir.
- ¿Existe alguna posibilidad de que vuelva?
(…)
Duda.
- De todos modos, la experiencia me ha enseñado que el comportamiento humano es aleatorio, caprichoso e impredecible. Si uno quiere prever las reacciones de la gente, tiene que plantearse todas las opciones posibles, lo cual no es factible. Los resultados serían infinitos.
¿Me serviría de algo hablar con él?
- No considero que haya mucho que conseguir amparándote en las palabras. Mi experiencia me dice que la gente entiende las palabras de maneras muy diferentes.
(…)
- La vida es distinta de cómo yo la pensaba –le digo cuando vuelvo.
- Cuando mis clientes me vienen a quejarse de que la vida no es como se la esperaban, yo les digo: “La vida es sufrimiento y desengaño, confórmate con eso. Es normal pasar malos tragos y complicarse la existencia”. Y ya no vuelven. Ni siquiera muestran la consideración de cancelar las citas. La gente se niega a mirar la verdad a los ojos: que el mundo está lleno de cristales rotos y que el sufrimiento profundo agudiza la percepción y le otorga un valor a la vida.

 * * *

(En una noche de insomnio)


- De pronto pienso que podría oír a mi marido. En su voz no hay el menor rastro de sorpresa porque le llamé por teléfono a las dos de la madrugada.
- ¿Sabías que los cisnes no se separan? –le digo yo.
- Nosotros no somos cisnes,
Durante unos instantes se hace un silencio al otro lado de la línea.
- Tienes que dormir –me dice al final.
- No puedo.
- Tómate una manzanilla.
- Lo que me parece más difícil de aceptar es que el futuro vaya a ser diferente a como yo pensaba. Que tú ya no estés conmigo, sino en otro lugar.
- Eres mi mejor amiga.
- Yo no quiero ser tu amiga.
- Puedo ser muy bueno contigo.
- No, es demasiado difícil.
- Yo nunca habría podido vivir con una mujer durante once años si no fuese porque es maravillosa –titubea-. Había dejado de crecer como persona.

* * *

(Perla, la vecina enana, psicóloga y escritora, le habla a María de su infancia)

En otra ocasión le dije a mi madre que me fastidiaba tener que esperar a que alguien viniese a llamar a la puerta para preguntar si yo quería salir a jugar. Ella sostenía que la vida consistía en esperar y que la sociedad actual subestima el aburrimiento. En el vacío del aburrimiento yacen incontables posibilidades y de ellas surgen creaciones importantes. Los mayores logros de la humanidad han nacido del hastío, ¿o acaso crees que Brahms no se aburrió nunca? Si le hubiese confesado que estaba sufriendo, ella me habría respondido que dolor y deseo son precisamente el sentimiento básico de la creación. Y asimismo podría haber añadido: “El mundo recuerda el sufrimiento durante medio día; el poeta le da un significado y hace que perdure. Porque un hombre atormentado busca la belleza”.

El asunto es que a mí me apetecía mucho más estar con los otros chiquillos jugando al fútbol que en el mismo grupo que Brahms. Yo quería que los enanos también formasen parte del resto del mundo.



Autor: Audur Ava OLAFSDÓTTIR
Título: La excepción
Editorial: Alfaguara, 2014






XXII Domingo del Tiempo Ordinario

1 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Humíllate, y así alcanzarás el favor del Señor (Eclo 3, 17-20. 28-29)
  • Tu bondad, oh Dios, preparó una casa para los pobres (Sal 67)
  • Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo (Heb 12, 18-19. 22-24a)
  • El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 14, 1. 7-14)
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