Cómo explicar el alma humana a un niño


I.- EN NOSOTROS HAY COSAS INVISIBLES

Dentro de nosotros hay cosas que son muy importantes para nosotros y que no se pueden ver: ni las vemos nosotros, ni las ven los demás. 

Por ejemplo, tenemos pensamientos que los demás no ven: yo puedo estar pensando en hacer algo malo o algo bueno a otro, y él ni siquiera lo sospecha.

Tenemos también sentimientos que los demás desconocen, a no ser que nosotros se lo digamos,  o que se lo manifestemos de alguna manera. Por ejemplo, sentimientos de alegría, de tristeza, de rabia, de enfado, de esperanza, de compasión etc. etc.

Tenemos también anhelos, es decir, deseos de cosas que no hemos alcanzado y que nos gustaría alcanzar. Por ejemplo, el deseo de que una determinada persona se fije en mí, que me quiera, que se ocupe de mí, que me haga caso; o el deseo de que un familiar o un amigo enfermo se cure; o el deseo de hacer un viaje, o de estudiar una carrera determinada, o de poseer una cosa que no tengo.

Todas estas cosas –pensamientos, sentimientos, deseos- son muy reales en nosotros, y sin embargo no se ven. Existe, pues, en nosotros, un mundo interior, una vida interior, que es invisible pero que es muy real y que hace que a veces nos sintamos felices y contentos, y otras veces tristes y desgraciados.

II.- YO SOY YO AUNQUE CAMBIE MI CUERPO Y MI MUNDO INTERIOR

Yo soy siempre yo, siempre el mismo, aunque a veces esté triste y otras veces alegre, aunque unas veces haga cosas buenas y otras veces cosas malas. Pero yo soy siempre el mismo y por eso los demás pueden decir, por ejemplo, que estoy triste, o que estoy contento, o que he hecho una cosa estupenda, o que, al contrario, he hecho una trastada o que me he portado mal.

Incluso si tuviera un accidente muy grave con el coche y me tuvieran que cortar una pierna y también un brazo, y además perdiera un ojo, yo, sin embargo, seguiría siendo yo, seguiría siendo el mismo.

¡Qué misterio más grande es este del yo! Pues bien, este yo que es siempre el mismo, aunque unas veces esté triste y otras contento, este yo que sigue siendo el mismo aunque cambie mucho mi cuerpo, este yo que no se ve por fuera pero que está siempre dentro de mí, es lo que llamamos el alma. Y cuando nos morimos nos dejamos aquí en la tierra nuestro cuerpo, pero nuestro yo, con todo nuestro mundo interior, es decir, nuestra alma, se va y se encuentra con Dios.

Texto en formato pdf