Deseos para el futuro

Aún anhelo algo más: que la humanidad llamada a habitar lo que para nosotros es el futuro sienta a veces que no sabe qué pensar. Es decir, que se deje desconcertar por el inefable esplendor de cada amanecer, que se quede sin palabras ante el mar, como aquellos que lo vieron por primera vez; que se sienta irresistiblemente atraída por la variedad de colores, volúmenes y fragancias del paisaje diurno y nocturno; que se estremezca al entrar en contacto con el agua; que mantenga la capacidad de asombro ante la manera en que el viento arrastra nuestras voces felices en la distancia; que mire de la misma manera despreocupada la lluvia, los campos anegados en silencio, las cosas pequeñas y las más grandes, el paso de las nubes, las amapolas diseminadas en los campos semejantes a palabras que sueñan.

Deseo fervientemente que la humanidad del futuro saboree la turbación por lo que permanece abierto no por escasez, sino por exceso, y no se apresure a catalogar, describir o apresar. Que su forma de comprensión sea una nueva manera de mantener intacto (o de aumentar incluso) el asombro.



Autor: José TOLENTINO MENDONÇA

Título: Pequeña teología de la lentitud

Editorial: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2017, (pp. 73-74)




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