Perdonar para ser sanado


Señor Jesús, quiero suplicarte la gracia de perdonar a todos los que me han ofendido a lo largo de mi vida. Te doy gracias porque Tú me amas mucho más que yo mismo. Te doy gracias porque me vas a conceder la fuerza de perdonar.

Perdono de corazón a mis padres: por todas las veces que me desatendieron, o que hicieron más caso a mis hermanos que a mí, o que me chantajearon con su afecto, o que de algún modo me utilizaron, o me hicieron sentir culpable. Tú los amas, Señor, en su límite y en su mismo pecado. Tú los perdonas. Y yo en tu Nombre y en tu Amor los perdono y los amo también.

Perdono también de corazón a mis hermanos, abuelos, tíos, primos, sobrinos, a todos mis familiares. Por todas las veces que hayan sido para mí fuente de sufrimiento; por todas las veces que me han humillado, o que me han tratado como posesión suya, o que se han burlado de mí, o que me han ridiculizado; por todas las veces que han desconfiado de mí y que me han mirado sin esperanza, como un caso perdido. Tú los perdonas y los amas, Señor. Y yo, apoyado en tu Amor, los perdono y los amo también.

Perdono también de corazón, Señor, a mis compañeros de colegio, del instituto o de la universidad, durante los años de estudio. A quienes me rechazaron y no me dejaron entrar en su grupo; a quienes se burlaron de mí o me criticaron ferozmente, a quienes por envidia o maldad me calumniaron. Perdono también, Señor, a mis compañeros de trabajo, a los que no me valoran o me hacen la vida imposible con sus exigencias y pretensiones. Señor Jesús, Tú amas con ternura y misericordia a cada uno de ellos, y yo, apoyándome en tu Amor, los perdono y los amo también.

Perdono también de corazón, Señor, a los sacerdotes, las religiosas, la gente de Iglesia con la que he vivido y que me han hecho daño por su intransigencia, o por su hipocresía, o por su doble lenguaje, o por su falta de coherencia y de verdad, o por su utilización de la religión para encumbrarse a sí mismos. Tú que llamaste amigo a Judas, los amas también a ellos, Señor. Y yo, apoyado en tu Amor, que es más grande que todo pecado, los perdono y los amo también.

Te suplico, Señor, la gracia de perdonar de corazón a la persona que más daño me ha hecho en toda mi vida, a mi peor enemigo, a aquel que más me cuesta perdonar, a aquel de quien dije o pensé que nunca le perdonaría. Tú has cargado con las culpas de todos y a todos has perdonado, Señor. Y yo, apoyándome en el amor de tu Corazón, lo perdono también.

Señor Jesús, tu mirada de amor hacia mí me permite en esta noche perdonarme a mí mismo. Acepto tu mirada de amor hacia mí, consiento en mirarme a mí mismo con tus ojos, llenos de ternura y misericordia y, apoyándome en la bondad de tu Corazón, me atrevo a decir: por todo el daño que me he hecho a mí mismo y que he hecho a los demás con mis pecados, yo me perdono Señor. Que la inmensidad de tu Amor triunfe en mí como perdón y misericordia hacia todos. Amén. Aleluya.