El nombre, la mano y la voz

La vida es el tiempo que transcurre desde el momento en que deciden qué nombre ponerte hasta que ese mismo nombre es sólo una inscripción en una lápida. Ni en un caso ni en el otro tomas tú la iniciativa, esas letras son todo lo que tienes para salir a la luz e intentar permanecer en ella. Quizá por eso los antiguos decían que el destino está en el nombre: te guste o no, estás obligado a responder a esa llamada.

De cómo se posa una mano sobre la piel de las cosas depende que en el mundo reine la ternura o la violencia, la misericordia o el abandono, el amor o el control, la alegría o la soledad. La mano permite que las cosas se detengan, que no tengan que buscar la vida en otra parte. El contacto nos hace saber quiénes somos y quiénes no somos, dónde empezamos y dónde terminamos y la carne que nos une. Toda la vida es cuestión de tacto.

Para mí, el timbre de una voz contiene la presencia de una persona, y no se puede imaginar lo precisa que es la voz representando lo que no se ve. Una cara puede acostumbrarse a mentir, incluso en sus rasgos, pero una voz no.


Autor: Alessandro D’AVENIA
Título: ¡Presente!
Editorial: Encuentro, Madrid, 2022, (pp. 9, 35 y 146)