Canto para el tiempo pascual


Los Siervos de María han hecho una hermosa propuesta celebrativa del Regina coeli, que expresa con acentos de profunda poesía la experiencia gozosa de María como Madre del Resucitado. Aunque no se trate de un texto litúrgico, expresa muy bien el sentido cósmico de la Resurrección y el hecho de que María no fuera al sepulcro el sábado santo, porque Ella guardó la palabra de su Hijo en su corazón y esperó, cuando nadie esperaba, la resurrección de su Hijo.

El texto articula un diálogo entre María (M), las mujeres, hijas de Jerusalén (H) y el Coro (C):

«1. H. ¿Cómo lo has sabido, María?
¿Te lo han dicho las mujeres
que a la aurora fueron al sepulcro?

M. He percibido su respiro.
El aire dulce y puro, de nueva frescura,
Signo del Aura fecunda que ya envuelve el cosmos,
Presencia poderosa del Soplo de la vida.

C. ¡Aleluya! ¡Nada es ya como antes!

2. H.¿Cómo lo has sabido, oh Virgen?
¿Es que ha venido María de Magdala,
con las manos todavía perfumadas
y su rostro nimbado de luz?

M. Al despedirse en la noche,
Las estrellas brillaban con un extraño fulgor
Y apresuraban su paso
Acosadas por la Luz del eterno Día.

C. ¡Aleluya! ¡Nada es ya como antes!

3. H. ¿Quién te lo ha dicho, Madre?
¿Ha sido quizá Juan, el discípulo amado
que corrió deprisa al sepulcro?

M. Lo he sabido de buena mañana, con el alba radiante.
Una perla de rocío que posaba en la hierba
Era principio y signo del Bautismo del universo.

C. ¡Aleluya! ¡Nada es ya como antes!

4. H. ¿Cómo lo has sabido, Virgen, hermana nuestra!
¿Por ventura ha venido Pedro
tras haberlo encontrado junto al jardín?

M. En el tibio clima de primavera
Ya los campos olían a pan,
Y sabían a mosto las viñas.
Cada tallo era como una profecía
Del Cuerpo traspasado y resucitado;
Cada flor en las vides
Era símbolo de su sangre derramada y gloriosa

C. ¡Aleluya! ¡nada es ya como antes!

5. H. ¿Qué voces has escuchado, María?
¿también a ti te han hablado los ángeles
y te han mostrado el sudario y las vendas?

M. Los olivos, testigos de su sudor de sangre,
Hablaban con mansedumbre de paz y esperanza
Y de su añoso tronco fluía el crisma nuevo
Que ha consagrado toda la tierra

C. ¡Aleluya! ¡Nada es ya como antes!

6. H. ¿Quién te ha dado la noticia, Madre?
¿Es que han venido hasta ti
los discípulos de Emaús
que, al declinar el día,
lo han reconocido al partir el pan?

M. Cuando ha temblado el sepulcro intacto
Se ha estremecido mi seno virginal.
¡Él nacía de nuevo!

C. ¡Aleluya! ¡Nada es ya como antes!

7. H. ¡No nos dejes María con el alma en la duda!
Dinos de quién lo has sabido.
¿De un discípulo secreto?
¿De un soldado arrepentido?
¿De un ángel del cielo?

M. No he sabido la buena noticia, hermanas,
Ni por voces de hombres
Ni por mensajes de ángeles.
Yo ya la conocía.
Porque conservaba en el corazón su palabra:
Resucitaré al tercer día.

C. ¡Aleluia! ¡Nada es ya como antes!»

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