Agradecer lo que no nos dan

Me gusta agradecerle a Dios todo cuanto me da, es siempre tanto que no tengo palabras para describirlo. Pero siento que debo agradecerle también lo que no me da, las cosas buenas que no he tenido, e incluso las que tanto he pedido y deseado y no he llegado a disfrutar. El hecho de que no me haya concedido algunas de ellas me ha obligado a descubrir en mí fuerzas insospechadas y, en cierto modo, me ha permitido ser yo.

Mientras no le agradezcamos a Dios, a la vida y a los demás lo que no nos han dado, parece que nuestra oración queda incompleta. Podemos fácilmente seguir adelante alimentando el resentimiento por lo que no nos ha sido dado, comparándonos con otras personas y considerándonos injustamente tratados, lamentando la dureza de lo que en cada etapa no corresponde a lo que habíamos imaginado.




Autor: José TOLENTINO MENDONÇA
Título: Pequeña teología de la lentitud
Editorial: Fragmenta Editorial, Barcelona, 2017, (pp. 16-17)