Como una danza

Concedednos, Señor, vivir nuestra vida,
no como una partida de ajedrez donde todo está calculado,
no como una competición en la que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin en la que el encuentro con Vos se renueva,
como un baile, como una danza,
entre los brazos de vuestra gracia,
en la música universal del amor.
Señor, venid a invitarnos a danzar.


Madeleine Delbrêl