La paternidad espiritual

Quien ha encontrado un padre espiritual en el que tiene una confianza completa y con quien se siente libre para poder contarlo todo, ha encontrado un verdadero tesoro.

La apertura del fondo del corazón es una experiencia muy bella, pero es muy rara, ya que exige un padre o una madre espiritual que tenga también una apertura sin reserva, una discreción extrema, un respeto total de la libertad de quien se confía a él.

La misión de este guía será solamente la de secundar la acción del Espíritu Santo en el alma, dejando toda libertad al alma que él conduce y sobre todo al Espíritu Santo que la conduce y al que no debe, nunca ni en modo alguno, intentar substituir. Tarea delicada que sólo podrá realizar con una gran humildad, aceptando de antemano que otros puedan ser más perspicaces que él.

Se trata de ayudar a la persona a profundizar en su docilidad a la voz interior por la que Dios se manifiesta y a enseñarle a volar con sus propias alas. No es padre o madre espiritual quien pretende serlo y, en general, si alguien insiste en proponerse como tal, lo sensato es desconfiar de él.

La paternidad espiritual, que debe ser una escuela de libertad interior, puede convertirse en una esclavitud cuando se quiere imponer de manera exclusiva. Es una desviación terrible porque pretende usurpar el lugar de Dios, que es el único dueño de las almas. Nadie puede imponerse –o ser impuesto- como director espiritual. El padre espiritual debe ser elegido libremente por quien se acoge a su paternidad, y nunca debe dar órdenes a quien se confía a él.


Autor: DYSMAS DE LASSUS

Título: Risques et dérives de la vie religieuse

Editorial: Les Éditions du Cerf, Paris, 2020, (pp. 236-239 ; 293)




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