Luchar contra los ídolos

Tenemos una tendencia natural a fabricarnos ídolos es decir, falsas imágenes de Dios. La mayoría de las veces lo hacemos inconscientemente, y de varias formas.

La primera es fácil de descubrir: cuando algo nos acapara por completo y se convierte en nuestro único objetivo. Ciertamente, no adoramos ya el dinero como lo adoraron los Hebreos, momentáneamente extraviados, en el episodio del becerro de oro (Ex 3, 23). Pero sigue habiendo hoy comportamientos muy similares. Consagramos todas nuestras energías al dinero, al amor humano, al éxito, al cuerpo, de tal manera que no nos queda ningún espacio libre. Estamos vueltos exclusivamente hacia todo eso, en vez de hacerlo hacia otra cosa aunque no nos atrevamos a llamarle Dios. En cualquier caso, el sitio de “Dios” está ocupado, la estatua levantada y el corazón repleto.

Existe una segunda manera de fabricar ídolos, más sutil y mucho más peligrosa que la anterior ya que hunde sus raíces en nuestras mejores intenciones. Cuando creemos en Jesucristo e intentamos seguirle, ponemos en el empeño lo mejor de nosotros mismos. Es así como nos vamos atando a la imagen que de él nos hacemos, a las formas de servicio, de oración y de acción que nos hemos forjado por su causa y por amor a él. Todo es así de natural y no podemos hacer otra cosa. Pero la amenaza de la idolatría sigue latente y surge cuando nos aferramos a nuestras maneras de ver las cosas. Identificamos a Dios con nuestro caminar hacia él. Y cuando surgen enfrentamientos entre los cristianos, sufrimos mucho. Se nos rompe nuestro ídolo y caen por tierra nuestras seguridades. Es así como nos vemos obligados a reconocer que Dios es más grande y más libre de lo que nos habíamos imaginado. Sólo así nos vemos libres de la idolatría. Si los cristianos aceptamos el hecho de ser diferentes, de tener maneras distintas de percibir al mismo Dios estamos extirpando de raíz la tendencia a la idolatría.

I Domingo de Adviento

 


I Domingo de Adviento
(Ciclo A - Año par)
30 de noviembre de 2025



Cristo, fuente de luz

Tu nacimiento inefable, oh Cristo,
ha precedido al origen de los siglos.
Tu eres la fuente de la luz,
el rayo que brilla con el Padre.
Tú disipas la opacidad de la materia
e iluminas el alma de los santos.

Eres tú, Cristo, quien ha creado el mundo,
las órbitas y los astros;
tú sostienes el centro de la tierra,
tú salvas a todos los hombres.
Por ti el sol inicia su curso
e ilumina todos nuestros días.
Por ti germinan las semillas
y apacientan los rebaños.
De tu manantial inagotable brota el esplendor
de la vida que da al universo su fecundidad.
Y tu seno hace renacer la luz,
la inteligencia y el alma.

Al celebrar así tu gloria, oh Cristo,
yo canto también a tu Padre y a su majestad suprema;
yo canto, con el mismo honor, al Espíritu
que es el vínculo entre el Principio y el Engendrado.
Al celebrar el poder del Padre,
mis cantos despiertan en mí
los sentimientos más profundos de mi alma.
¡Salve, belleza del Padre!
¡Salve, Espíritu purísimo que unes al Hijo y al Padre!
Oh Cristo, haz descender sobre mí
este Espíritu con el Padre.
Que sea para mi alma como un rocío,
y que la colme de tus dones reales.

(Sinesio de Cirene +414)



Jesucristo, Rey del Universo

 


Jesucristo, Rey del Universo
(Ciclo C - Año impar)
23 de noviembre de 2025


Frases...

“Toda ciudad es un estado de ánimo que se impone a los que en ella habitan”


Georges Rodenbach

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario



XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
16 de noviembre de 2025


Una difícil conversación II

(El texto recoge una conversación bastante dura, largamente esperada, entre un anciano padre y su hijo Jack que ha sido “la oveja negra” de su familia. Habitando en un pequeño pueblo llamado Gilead, en el que el padre era pastor metodista de una de sus parroquias, Jack, en efecto, tuvo una hija, de una relación extramatrimonial con una chica de familia muy pobre y no luchó por conseguir su tutela, permitiendo que la niña muriera y desapareciendo después de su casa sin dar noticias de su paradero. También cometió algunos hurtos que le convirtieron en el “delincuente” de la familia y que le llevaron más tarde a la cárcel. El padre se sintió deshonrado por la conducta de este hijo, que le costó el ser desposeído de su parroquia. Ahora, al cabo de muchos años, cuando ya su madre ha muerto, ha regresado por un tiempo y está en la casa paterna, donde solo habita su padre y su hermana Glory, la hija soltera que cuida del padre)


Finalmente, Jack carraspeó. Con todo, su voz fue un susurro ronco.

-Señor –dijo-, tengo varias cosas que desearía decirle. Si es un buen momento. Se me ha ocurrido que éste puede ser tan bueno como cualquiera.

Su padre le dedicó una sonrisa amable.

-No es precisa tanta formalidad. Hace bastantes años que me he retirado. Llámeme Robert, por favor .

Jack miró a su hermana.

-Papá –dijo ella-, ¿te hago un café?

-Par mí, no, gracias. Pero quizá a nuestro amigo le apetezca.

Al cabo de un momento, Jack dijo:

-Si pudiera hablarle de una cosa… Quería decirle que después de considerables reflexiones, después de pensar detenidamente en el asunto… -miró a Glory y sonrió. El viejo asintió.

-¿Está considerando la posibilidad de abrazar el ministerio?

Jack exhaló un profundo suspiro y se frotó los ojos.

-No, señor.

-Hoy en día se produce un notable resurgir de las vocaciones. Muchos jóvenes se sienten atraídos al ministerio. Es maravilloso. Quizá quiera usted reflexionar sobre ello.

Dedicación de la Basílica de Letrán

 


Dedicación de la Basílica de Letrán
(Ciclo C - Año impar)
9 de noviembre de 2025


  • Vi agua que manaba del templo, y habrá vida allí donde llegue el torrente (Ez 47, 1-2. 8-9. 12)
  • Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios, el Altísimo consagra su morada (Sal 45)
  • Sois templo de Dios (1 Cor 3, 9c-11. 16-17)
  • Hablaba del templo de su cuerpo (Jn 2, 13-22)
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Frases...

El perdón y el dolor

Donde el tiempo fracasa, el perdón puede vencer ese dolor. 
Solo el perdón devuelve el dolor al cielo de la vida.

Alessandro D’AVENIA

Conmemoración de todos los fieles difuntos



Conmemoración de todos los fieles difuntos
(Ciclo C - Año impar)
2 de noviembre de 2025
  • Yo sé que mi redentor vive y que al fin se alzará sobre el polvo (Job 19, 1. 23-27a)
  • El Señor es compasivo y misericordioso (Sal 102)
  • Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo (Flp 3, 20-21)
  • Esta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna (Jn 6, 37-40)

Sorprende, queridos hermanos, escuchar una proclamación tan nítida de la esperanza cristiana, como la que hace un creyente ajeno a la tradición de Israel: el santo Job. Pues él dice, en efecto, “creo que mi Redentor vive y que he de resucitar del polvo y, en esta carne mía, contemplaré a Dios mi Salvador”.

“En esta carne mía”. Los paganos creían que algo del hombre quedaba cuando él moría y que ese algo llevaba una existencia disminuida, fantasmal, en el “lugar de los muertos”. Pero jamás pensaron que el cuerpo resucitaría y que podríamos ir al encuentro de Dios en nuestra carne. Por eso ellos llamaban a la tumba “sarcófago”, es decir, literalmente, “el que come la carne”, y pensaban que la carne comida por la muerte ya no podía volver a vivir. Frente a eso, ya en el Antiguo Testamento, se dejó oír la voz de Job proclamando que “en esta carne mía contemplaré a Dios mi Salvador”.

El infierno

El infierno ya existe aquí. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno y hacer que dure, y dejarle espacio.

Italo Calvino


Todos los santos



Todos los santos
(Ciclo C - Año impar)
1 de noviembre de 2025
  • Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas (Ap 7, 2-4. 9-14)
  • Esta es la generación que busca tu rostro, Señor (Sal 23)
  • Veremos a Dios tal cual es (1 Jn 3, 1-3)
  • Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo (Mt 5, 1-12a)

Sólo Dios es santo (“porque sólo Tú eres santo”). Sin embargo los primeros cristianos se denominaban a sí mismos “los santos", y lo hacían con toda naturalidad, hablando como de pasada, revelando así una autoconciencia, una manera de definirse, que era común a todos ellos. Así vemos, por ejemplo, que Ananías le dice al Señor: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén" (Hch 9,13). Pablo, cuando pide dinero para los cristianos pobres de Jerusalén, afirma estar haciendo una colecta "para los santos" (1Co 16,1-2), "en bien de los santos" (2Co 8,4). Cuando recomienda a Estéfanas lo elogia diciendo que "se ha puesto al servicio de los santos" (1Co 16,15). Pedro, después de resucitar a la joven Tabita, "llamó a los santos y a las viudas" y se la presentó viva (Hch 9,32-41).

La razón de este sorprendente hecho no radica en que ellos se consideraran unos hombres perfectos, libres de defectos y pecados, sino sencillamente en el hecho objetivo de que todos ellos participaban, gracias al bautismo, la eucaristía y los demás sacramentos, de la vida del “único Santo", que es Cristo. Llamarse "santos" no era, pues, para ellos, un modo de autoglorificarse, sino de reconocer la realidad del don recibido, de dar gloria a Dios por ello y de mostrarse agradecidos con Él. Y desde la conciencia de este hecho se iban “purificando a sí mismos” (2ª lectura) para poder formar parte, un día, de esa “muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas” que, “con voz potente”, aclaman y adoran a Dios en el cielo (1ª lectura).

Danos santos



Señor, danos santos,
no solamente personas libres y plenamente generosas.

No solamente personas arriesgadas que hacen brillar la justicia,
sino personas de Dios,
para quienes Tú eres todo.

No solamente personas fraternas, atentas a toda miseria
y serviciales ante cualquier infortunio,
sino personas llenas de amor por Ti, Señor,
que solo viven de Ti.

Personas que yo no podría mirar sin verte
ni sabría escuchar sin oírte.

Personas que arrancarían del mundo el materialismo,
invadiéndolo de tu presencia.

Tenemos necesidad de santos,
de grandes santos.

Solo Tú puedes suscitarlos: elígelos:
Entre pobres y ricos, entre ignorantes y sabios,
en el mundo y en la vida religiosa.

Danos santos, Señor. Amén.


(Oración de la Iglesia de Oriente)

Oración en formato pdf

XXX Domingo del Tiempo Ordinario

XXX Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
26 de octubre de 2025


  • La oración del humilde atraviesa las nubes (Eclo 35, 12-14. 16-19a)
  • El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó (Sal 33)
  • Me está reservada la corona de la justicia (2 Tim 4, 6-8. 16-18)
  • El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no (Lc 18, 9-14)

La liturgia de la palabra de hoy nos habla de la relación con Dios, que se expresa de modo privilegiado en la oración. Viene a decirnos que nuestra manera de orar puede revelarnos cómo es nuestra relación con Dios. Ya la primera lectura nos recuerda que el pobre alcanza el favor de Dios, que Dios es sensible a la llamada del pobre y que, en cambio, añade el evangelio, la fatuidad humana aleja de Dios.

Lo que hace que el hombre sea humilde o fatuo en su relación con Dios, es, como recuerda Benedicto XVI, la orientación de su mirada: quien centra su mirada en Dios, queda sobrecogido por la gratuidad de su Amor, por su paciencia, por su bondad y generosidad; y, de rebote, se ve a sí mismo pequeño, mezquino, impuro: porque su mirada está centrada en Aquel que es la generosidad y la pureza en persona. Quien, en cambio, centra su mirada en sí mismo, busca términos de comparación que le favorezcan, y ve a Dios de rebote, como Aquel que tiene que sancionar la supuesta excelencia y bondad de uno mismo.

Frases...

Los placeres y la alegría

“Contra tus mezquinos placeres, yo apelo a la Alegría”

(Palabras de Job a Satán en la obra de Fabrice HADJADJ, 
Job o la tortura de los amigos, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2015, p. 67)




XXIX Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
19 de octubre de 2025


  • Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel (Ex 17, 8-13)
  • Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra (Sal 120)
  • El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena (2 Tim 3, 14 - 4, 2)
  • Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él (Lc 18, 1-8)
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Escuela de la fe #33: La fe

 


D. Fernando Colomer Ferrándiz
17 de octubre de 2025


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Una difícil conversación I

(Glory Bouhton, de treinta y ocho años, ha regresado al hogar familiar para cuidar a su moribundo padre. Justo entonces, su hermano Jack, hijo pródigo que ha estado fuera veinte años, vuelve a casa en busca de refugio y tratando de reconciliarse con un pasado marcado por la desdicha y el dolor. Mal chico desde su infancia, alcohólico incapaz de conservar un empleo, aunque brillante y encantador, vive enfrentado a todo lo que le rodea y, en especial, al tradicionalismo de su padre, pastor metodista apartado de su parroquia. El texto recoge una conversación bastante dura, largamente esperada, entre el anciano padre y su hijo Jack, “la oveja negra” de su familia.)


Entonces oyeron un chirrido de muelles de cama y el suave arrastrar de unos pies en zapatillas y el tac tac del bastón. Al cabo de un momento, su padre apareció en la puerta con la camisa de dormir, pálido y con el pelo revuelto, pero con un porte sereno y solemne. Miró primero a Glory, luego a la ventana y, finalmente, como si hubiera encontrado el valor para hacerlo, se volvió a Jack.

-Oh. -Se le escapó un sonido apesadumbrado, pero enseguida, se reanimó-: He pensado que me gustaría un poco de conversación. Os he oído hablando aquí fuera y he venido a participar. Sí.

Jack lo ayudó a ocupar un asiento y volvió al suyo. El viejo le tomó la mano.

-Creo que estaba de mal genio –dijo.

-Me lo merecía –dijo Jack.

-No, no –replicó su padre-. No es así como quería que fueran las cosas. Me lo había prometido mil veces, que si volvías a casa no oirías nunca de mi boca una palabra de reproche. No importaba lo que sucediera.

-No importa. Merezco el reproche.

-Debes dejar a Dios la decisión de qué mereces. Piensas demasiado en ello, en qué mereces. Creo que una parte del problema está ahí.

-Me parece que en eso llevas razón –sonrió Jack.

-Nadie se merece nada, bueno o malo. Todo es gracia. Si aceptas eso, quizás puedas tranquilizarte un poco.

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
12 de octubre de 2025


  • Volvió Naamán al hombre de Dios y alabó al Señor (2 Re 5, 14-17)
  • El Señor revela a las naciones su salvación (Sal 97)
  • Si perseveramos, también reinaremos con Cristo (2 Tim 2, 8-13)
  • ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? (Lc 17, 11-19)
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Frases...

Humildad, serenidad, sumisión

No todo aquel que tiene el ánimo sereno es humilde, pero todo aquel que es humilde mantiene también el ánimo sereno. No hay un humilde que no sea también sumiso, pero encontrarás en abundancia gente sumisa que no es verdaderamente humilde.


Isaac el Sirio

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario


 

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
5 de octubre de 2025


La fuente de la oración

La liturgia del corazón

“El hombre interior”: esta expresión no se encuentra tal cual en la Biblia, pero está implicada en una imagen muy sugestiva empleada por san Pedro en su primera carta: ho kruptos tès kardias anthrôpos (1P 3, 4), un texto único en toda la Biblia, que literalmente significa: “el hombre oculto del corazón”.

El hombre interior se identifica con el corazón del hombre cuya ambigüedad recuerda toda la Biblia. Ya en el Génesis, Dios constata que “todos los pensamientos del corazón del hombre” se orientan únicamente hacia el mal (Gn 6, 5). La Biblia conoce un corazón “endurecido”, como el del faraón, que Dios mismo se encarga de endurecer (Ex 7, 3ss), pero también un corazón “ablandado”, capaz de humillarse ante Él (2R 22, 19), y sobre todo un corazón “contrito y humillado” por el arrepentimiento (Sal 33, 16; 50, 17) que Dios se ingenia en curar (Sal 147, 3). Dios reprocha a menudo al incircuncisión de los corazones (Lv 26, 41; Dt 10, 16; 30, 6; Jr 9, 26). Pero será también sobre las tablas del corazón donde Dios escribirá su Ley nueva (Pr 3, 3; 7, 3). Por medio de su profeta, Dios ha prometido cambiar el corazón de piedra en un corazón de carne (Ex 11, 19; 36, 26). Un corazón así, “un corazón que sepa escuchar”, es lo que Salomón suplica al inicio de su reinado (1R 3, 9), en continuidad con su padre David, que le había dado este consejo: “Guarda tu corazón más que cualquier otra cosa, pues de él proceden todas las fuentes de la vida” (Pr 4, 23).

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXVI Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
28 de septiembre de 2025


  • Ahora se acabará la orgía de los disolutos (Am 6, 1a. 4-7)
  • ¡Alaba, alma mía, al Señor! (Sal 145)
  • Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor (1 Tim 6, 11-16)
  • Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. (Lc 16, 19-31)
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Tu nombre Padre

¿Quién eres tú, Señor, y quién soy yo?
Tú eres el Dios de infinita majestad,
gloria de los ángeles y alegría de todos los elegidos.
En tu presencia los cielos, la tierra y todo lo que contienen
son menos que un grano de arena.
Y yo soy un pequeño gusano de tierra,
pecador e hijo de Adán pecador.
¡Y sin embargo tú quieres que yo te llame PADRE!
¡Qué excelencia y dignidad me concedes!
Que mi alma sepa reconocerla
y que te dé todas las gracias que te debo.
Y como yo no soy capaz de hacerlo,
suplico a los ángeles que me ayuden
a alabarte y darte gracias continuamente.

XXV Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXV Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
21 de septiembre de 2025


  • Contra los que compran al indigente por plata (Am 8, 4-7)
  • Alabad al Señor, que alza al pobre (Sal 112)
  • Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1 Tim 2, 1-8)
  • No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16, 1-13)
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Frases...

Valores y mandamientos de Dios

Los “valores” son vagos y difíciles de entender, pero fáciles de vivir. Por el contrario, los mandamientos de Dios son claros y fáciles de entender, pero difíciles de vivir. 


Peter J. KREEFT

Exaltación de la Santa Cruz

 


Exaltación de la Santa Cruz
(Ciclo C - Año impar)
14 de septiembre de 2025


  • Cuando una serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y salvaba la vida (Num 21, 4b-9)
  • No olvidéis las acciones del Señor (Sal 77)
  • Se humilló a sí mismo; por eso Dios lo exaltó sobre todo (Flp 2, 6-11)
  • Tiene que ser elevado el Hijo del hombre (Jn 3, 13-17)
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El amor y los monstruos

(Margherita es una adolescente italiana de catorce años que acaba de iniciar su instituto y que está fuertemente impactada por el repentino abandono del hogar que ha realizado su padre, desapareciendo sin dar ninguna explicación, sin responder a las reiteradas llamadas de su esposa. Su hermano Andrea, de seis años de edad, comparte con ella la misma situación)

A esa misma hora en que cobran cuerpo las cosas invisibles, los sueños, las estrellas, los espíritus y los amantes, Andrea se metió bajo las sábanas de Margherita y se acurrucó al lado de su hermana. El cuerpo tibio de ella lo tranquilizó, y después de unos minutos de silencio dijo:

- Me da miedo la oscuridad.
- No existe la oscuridad, Andrea.
- Sí que existe.
- La oscuridad es la luz apagada.
- En la oscuridad están los monstruos. En la luz no hay m monstruos.
- Tú los has visto.
- Sí.
- ¿Y cómo eran?

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXIII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
7 de septiembre de 2025


  • ¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere? (Sab 9, 13-18)
  • Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación (Sal 89)
  • Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido (Flm 9b-10. 12-17)
  • Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío (Lc 14, 25-33)
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Frases...

El ser del hombre

La tendencia de nuestro tiempo es a idealizar la naturaleza, con sus impulsos y apetitos, y no a transcenderla. Si bien la reflexión antropológica desde la Antigüedad siempre se ha concentrado en lo que separa al hombre de las demás especies, hay una extraña determinación en nuestros días para demostrar que no somos más que animales.


Erik VARDEN

XXII Domingo del Tiempo Ordinario

 



XXII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
31 de agosto de 2025


  • Humíllate, y así alcanzarás el favor del Señor (Eclo 3, 17-20. 28-29)
  • Tu bondad, oh, Dios, preparó una casa para los pobres (Sal 67)
  • Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo (Heb 12, 18-19. 22-24a)
  • El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 14, 1. 7-14)
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Verdad y Amor

La doctrina es la verdad y el pilar fundamental de la vida de la Iglesia para los cristianos. De esta forma nuestro Señor Jesucristo es denominado en el Evangelio “maestro”, esto es “profesor” (magister; didaskalos). Maestro significa enseñar, en este caso una doctrina. Nuestro Señor dijo: “Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado” (Jn 7, 16). Y sobre el Espíritu Santo manifestó: “Este os lo enseñará todo y os traerá a la memoria lo que yo os he dicho” (Jn 14, 26). “No hablará por cuenta propia” (Jn 16, 13). El fundamento de toda nuestra vida es la verdad, el Logos, la Palabra que se hizo carne. La Palabra (Logos) es la otra denominación de la segunda persona de la Santísima Trinidad. La segunda persona de la Santísima Trinidad propiamente se llama “Hijo”, Hijo del Padre, Hijo del Dios viviente. La Sagrada Escritura no dijo, por ejemplo, que el “acto”, la “acción” se hiciera carne, sino que la “PALABRA” (la Verdad) se hizo carne. Al célebre poeta alemán Goethe, un reconocido masón, no le gustaba en absoluto la expresión “en el principio era la PALABRA”, del prólogo del Evangelio de san Juan; prefería decir “en el principio era la acción”.

XXI Domingo del Tiempo Ordinario

15 de agosto 

 

24 de agosto de 2025

(Ciclo C - Año impar)



  • De todas las naciones traerán a todos vuestros hermanos (Is 66, 18-21)
  • Id al mundo entero y proclamad el Evangelio (Sal 116)
  • El Señor reprende a los que ama (eb 12, 5-7. 11-13)
  • Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios (Lc 13, 22-30)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

1.- «De entre ellos escogeré sacerdotes y levitas». La profecía del final del libro de Isaías (primera lectura) dice al pueblo de Israel con toda claridad que Dios llamará también a hombres de países lejanos, que “nunca oyeron su fama”, y de entre ellos escogerá a algunos como sacerdotes y servidores particulares. Para Israel es una tarea sumamente difícil saberse el pueblo elegido y a la vez tener que relativizarse hasta el punto de tener que admitir esto: la misma elección afectará a otros cuando llegue el momento, un momento que solo Dios conoce. Estos otros, que en general eran considerados por Israel como enemigos de Dios, son ahora llamados por Dios “vuestros hermanos”. Los sacrificios que ellos ofrecerán en el templo del Señor no están manchados ni carecen de valor (como los sacrificios paganos), pues traen ofrendas “en vasijas puras”. ¿Cómo se comportará Israel con respecto a esta promesa?

Abandono

Padre santo, recíbeme escondida
en tu paternidad, caricia tierna,
y sé mi dulce paz, mi herencia eterna
al terminar el curso de mi vida.

Recíbeme, Jesús, divino hermano,
y comparte en fraterna compañía
el peso y el calor de cada día;
llévame suavemente de la mano.

Espíritu de amor, fuego divino,
recíbeme en tu eterno movimiento
que es del Padre y del Hijo santo lazo.

Sé mi amigo y maestro en el camino
y dame el refrigerio de tu aliento,
la gloria de tu beso y de tu abrazo.


María Amelia Fe y Olivares



Frases...

Los inocentes

¿Por qué nos asalta el deseo de burlarnos de los inocentes? 
¿Es por la envidia que sentimos de ellos?

Graham Green

XX Domingo del Tiempo Ordinario

15 de agosto 

 

17 de agosto de 2025

 (Ciclo C - Año impar)



  • Me has engendrado para pleitear por todo el país (Jer 38, 4-6. 8-10)
  • Señor, date prisa en socorrerme (Sal 39)
  • Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca (Heb 12, 1-4)
  • No he venido a traer paz, sino división (Lc 12, 49-53)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf


1.- «No paz, sino división». El fuego que según el evangelio Jesús ha venido a prender en el mundo, es fuego del amor divino que debe alcanzar a los hombres. A partir de la cruz, su terrible bautismo, comenzará a arder. Pero no todos se dejarán inflamar por la exigencia absoluta e incondicional de este fuego, de manera que aquel amor, que querría y podría conducir a los hombres a la unidad, los divide a causa de su resistencia. Más clara e inexorablemente que antes de Cristo, la humanidad entera se dividirá en dos reinos, bloques o Estados, lo que Agustín designa como la “ciudad de Dios”, dominada por el amor, y la “ciudad de este mundo”, dominada por la concupiscencia. Jesús muestra que la división rompe los vínculos familiares más íntimos y, según la descripción de Pablo, a menudo atraviesa incluso los corazones de los hombres, donde la carne lucha contra el espíritu (Ga 5,17), y el “hombre desgraciado” “no hace lo que quiere, sino lo que (en el fondo) detesta” (Rm 7,15). Pero esto no es para Jesús ni para Pablo una trágica fatalidad, sino una lucha que ha de mantenerse hasta la victoria final: porque el amor y el odio no son dos principios igualmente eternos (como pensaban los maniqueos), sino porque nosotros podemos “vencer al mal a fuerza de bien” (Rm 12,21), para lo cual se nos da la fuerza de la gracia de Dios.

¿Tiene futuro la poesía?

En 1976, el escritor bosnio Izet Sarajlic escribió un poema titulado “Carta al año 2176”:

“¿Qué?

¿Todavía escucháis a Mendelssohn?

¿Todavía recogéis margaritas?

¿Todavía celebráis los cumpleaños de los niños?

¿Todavía ponéis nombres de poetas a las calles?

Y a mí, en los años setenta de dos siglos atrás, me aseguraban que los tiempos de la poesía habían pasado –al igual que el juego de las prendas, o leer las estrellas, o los bailes en casa de los Rostov-.

¡Y yo, tonto, casi lo creí!”




Autor: Irene VALLEJO
Título: El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo.
Editorial: Siruela, Madrid, 2021, (p. 319)

Asunción de la Bienaventurada Virgen maría

15 de agosto 

  

15 de agosto de 2025

 (Ciclo C - Año impar)



  • Una mujer vestida del sol, y la luna bajo sus pies (Ap 11, 19a; 12, 1-6a. 10ab)
  • De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir (Sal 44)
  • Primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo (1 Cor 15, 20-27a)
  • El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: enaltece a los humildes (Lc 1, 39-56)
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Celebramos hoy, queridos hermanos, la solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, en cuerpo y alma, al cielo. Lo que la liturgia propone hoy a nuestra contemplación es el destino final en el que se encuentra la Madre del Señor desde que terminó el curso de su vida terrena, diciéndonos que ella ha alcanzado ya plenamente el estado glorioso que tendrán, a partir del último día, todos los justos resucitados o los que, por vivir todavía cuando vuelva el Señor, serán transformados sin pasar por la muerte, tal como anuncia san Pablo: “He aquí que os anuncio un misterio: no todos moriremos, pero todos seremos transformados” (1Co 15, 51).

Los santos que están en el cielo se encuentran en un estado todavía provisional, en cuanto que una parte de su ser, el cuerpo, ha quedado aquí en la tierra, dejando de ser un cuerpo viviente, bien porque haya conocido la corrupción del sepulcro, o bien porque, aunque esté incorrupto, no es un cuerpo viviente, ya que lo que da vida al cuerpo es el alma, y el alma ya no está allí. Su espíritu y su alma están con el Señor y son colmados por la felicidad de contemplar su gloria; pero su cuerpo espera paciente el día de la segunda venida de Cristo, de su venida gloriosa, el día de la Parusía, para resucitar por la fuerza y el poder del Espíritu Santo, y ser transformado en un cuerpo espiritual, un cuerpo glorioso, tal como afirma san Pablo: “Así también en la resurrección de los muertos: se siembra corrupción, resucita incorrupción (…) se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual” (1Co 15, 42.44), y volver a unirse con su espíritu y su alma en la felicidad total del cielo.

La hierba del tejado


Retrocedan avergonzados los que odian a Sión; 
sean como la hierba del tejado, que se seca y nadie la seca 
(Sal 128, 5-6).

Sión es la Iglesia, afirma san Agustín, y los que fingidamente entran en la Iglesia, odian a la Iglesia, como también la odian los que no quieren cumplir la palabra de Dios. Algunos la odian desde fuera y otros la odian desde dentro, y a veces no es fácil distinguir a unos y otros, pues, como sigue diciendo san Agustín, “en la inefable presencia de Dios muchos que parecen estar fuera, están dentro; mientras que otros que parecen estar dentro, están fuera; pero el Señor conoce a los suyos”. En cualquier caso, estén dentro o fuera, que retrocedan avergonzados los que odian a Sión.

¿Por qué avergonzados? Porque Sión, es decir, la Iglesia, es el lugar donde Dios nos alcanza, nos encuentra y nos moldea según su voluntad, haciendo de cada uno de nosotros el ser de luz, de amor, de comunión, de paz, que el Padre del cielo vio cuando nos creó. La Iglesia es el seno materno en el que Dios va engendrando a cada hombre en su singularidad más personal, en su belleza única. Por eso “se dirá de Sión: uno por uno todos han nacido en ella” (Sal 86, 5). Retrocedan, pues, avergonzados los que odian a Sión, porque al hacerlo están odiando, aunque ellos no lo sepan, la singularidad y la belleza única de cada hombre.

XIX Domingo del Tiempo Ordinario

15 de agosto  


10 de agosto de 2025

 (Ciclo C - Año impar)



  • Con lo que castigaste a los adversarios, nos glorificaste a nosotros, llamándonos a ti (Sab 18, 6-9)
  • Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad (Sal 32)
  • Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios (Heb 11, 1-2. 8-19)
  • Lo mismo vosotros, estad preparados (Lc 12, 32-48)
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Todos los textos de esta celebración nos exigen vivir en tensión, en movimiento (éxodo), desinstalados, en estado de peregrinación; en una palabra: vivir en vela, en vela en razón de la fe, en razón de la promesa de Dios, en razón de las cuentas que habremos de rendir pronto.

1.- «La fe es seguridad de lo que se espera». La segunda lectura llama a esta existencia desinstalada simplemente “fe”. La fe se apoya en una palabra recibida de Dios que anuncia una realidad invisible y futura. Esto se muestra en la existencia de Israel, que comienza con el éxodo de Abrahán y se continúa a través de los siglos, esta fe puede ser sometida a duras pruebas, como cuando se exige a Abrahán que sacrifique a su hijo, como demuestra también el hecho de que todos los representantes de la Antigua Alianza “murieron sin haber recibido al tierra prometida”. Estos aprendieron casi más drásticamente que los cristianos lo que significa vivir “como huéspedes y peregrinos en la tierra”, y buscar una patria que está más allá de toda su existencia perecedera. Porque en el destino de Jesús y en la recepción del Espíritu Santo los cristianos no solamente “han visto y saludado de lejos” la patria celeste, sino que, como dice Juan, “han oído, visto y palpado la Palabra que es la vida eterna”, y según Pablo han recibido el Espíritu Santo como arras, como prenda o garantía de lo que esperan, por lo que pueden y deben ir al encuentro del cumplimiento de la promesa con mayor seguridad, y por ello también con mayor responsabilidad.

Frases...

Pecador

A los ojos de Dios, sentirse pecadores es dejar de serlo.

Raniero Cantalamessa

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario



XVIII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
3 de agosto de 2025


  • ¿Qué saca el hombre de todos los trabajos? (Ecl 1, 2; 2, 21-23)
  • Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación (Sal 89)
  • Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo (Col 3, 1-5. 9-11)
  • ¿De quién será lo que has preparado? (Lc 12, 13-21)
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Tú serás mi fuerza y mi guía

¡Tú serás mi fuerza, Dios mío!,
tú serás mi guía, mi consejo,
mi paciencia, mi paz y mi prudencia.
Recurriré a ti en mis tentaciones,
en mis sequedades, mis disgustos,
mis desolaciones y mis temores…
Concédeme, Dios mío, no temer más
las ilusiones o los artificios del demonio,
ni mi propia debilidad, ni mi desconfianza.
Porque tú tienes que ser mi fuerza en todas mis cruces;
tú me lo prometes
en proporción a mi confianza, y,
lo que es admirable, Dios mío,
es ver que, al mismo tiempo que tú pones esa condición,
tú mismo me concedes esta confianza.

¿Qué haría yo, Señor, si tú no fueras mi fuerza?
Pero puesto que tú me aseguras que lo eres,
¿qué dejaré de hacer para tu gloria?
Pues todo lo puedo en Aquel que me hace fuerte.
Por donde quiera que vaya, tú estás en mí y yo en ti.
Por lo que en cualquier lugar que yo me encuentre,
en cualquier peligro o enemigo que me amenace,
yo tengo la fuerza en ti.


San Claudio de la Colombière
(1641-1682)

XVII Domingo del Tiempo Ordinario

15 de agosto 

 

 27 de julio de 2025

 (Ciclo C - Año impar)




  • No se enfade mi Señor si sigo hablando (Gen 18, 20-32)
  • Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor (Sal 137)
  • Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados (Col 2, 12-14)
  • Pedid y se os dará (Lc 11, 1-13)
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El evangelio de hoy, queridos hermanos, quiere inculcarnos una gran confianza en la positividad de lo real, en la bondad de la realidad. Nos recuerda que lo real es fundamentalmente bueno y que responde a nuestras necesidades y que no debemos dudar en pedir, en buscar y en llamar “porque quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre”. Y la razón de esta positividad y bondad de lo real es que la realidad es obra de Dios y Dios es un Padre lleno de amor por sus hijos que somos nosotros.

El que Dios sea un Padre lleno de bondad y de amor por nosotros no significa que Dios esté ciego y que no vea nuestras meteduras de pata y nuestros crímenes y pecados. Por eso el Señor dice: “si vosotros que sois malos”. Dios no tiene una idea optimista del ser humano, Dios no piensa que “todo el mundo es bueno”. Pero Dios cree en el poder del bien y en la victoria final del bien sobre el mal y por eso está dispuesto a darnos el Espíritu Santo a quienes recurrimos a Él.

Frases...

Experiencias y presencia

El valor de una vida no se mide por la cantidad de experiencias que se han hecho sino por la calidad de presencia que se ha puesto en ellas.

Martin Steffens

Santiago Apóstol

15 de agosto 

 


 25 de julio de 2025

 (Ciclo C - Año impar)




  • El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago (Hch 4, 33; 5, 12. 27-33; 12, 2)
  • Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben ( Sal 66)
  • Llevamos siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús (2 Cor 4, 7-15)
  • Mi cáliz lo beberéis (Mt 20, 20-28)
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Celebramos hoy, queridos hermanos, la fiesta del apóstol Santiago, patrono de España. La riqueza de la liturgia de la palabra de este día nos ofrece abundantes puntos de reflexión, que constituyen llamadas a nuestra conversión como católicos y como católicos españoles.

La primera lectura nos ha recordado la contundente respuesta que Pedro y los demás apóstoles dieron ante las autoridades religiosas judías: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Es una llamada a revisar nuestra jerarquía de valores y a preguntarnos qué es, de verdad, lo primero en nuestra vida, es decir, cuál es el criterio que prevalece sobre todos los demás a la hora de tomar nuestras decisiones. Si nuestro criterio es no distinguirnos de los demás, ser como todos, no llamar la atención, ser socialmente correctos, ajustándonos al comportamiento de la mayoría, entonces Dios no es el primero en nuestra vida, sino que lo primero es una determinada imagen de nosotros mismos que no queremos que desentone de la mayoría social; lo primero sería no querer tener problemas. El cristiano tiene que tener la audacia de poner a Dios, a su voluntad y a su santa ley, como lo más importante en su vida, aunque ello le genere algún problema.

El dolor

Creo en la purgación, en el dolor como instrumento quirúrgico. Estoy convencido de que hace falta sufrir para crecer un poco, cierta violencia. Como en el caso de los árboles, que comen borrasca. O también los partos y el poema brotan de un corazón que ha sido herido en el combate del amor, del duelo, de la ausencia. En los relatos de todas las culturas abundan las catástrofes a las que el hombre atribuye significado. La sospecha de que nada ocurre absurdamente. La sequía el diluvio, la muerte de los niños, las plagas la persecución.


Jesús Montiel

XVI Domingo del Tiempo Ordinario

 



XVI Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
20 de julio de 2025


Frases...

Para expresar lo verdadero es preciso un trabajo. También para recibirlo. Sin trabajo se expresa y se recibe lo falso, o cuando menos lo superficial.


Simone Weil