No seas un acusador, sino alguien que busca reconciliar.
No seas uno que entrega a los otros, sino un mártir que se entrega a sí mismo.
No seas uno que corrige, sino alguien que persuade.
No seas uno que reprueba, sino alguien que defiende.
Intercede por los pecadores, para que alcancen misericordia, y reza por los justos, para que sean preservados del mal.
Vence al malvado con tu amabilidad, y a los que tienen un celo insano déjalos admirados por tu bondad.
A quien gusta ser justiciero, avergüénzalo con tu actitud compasiva.
Con el afligido aflígete en lo más íntimo de tu conciencia.
Ama a todos los hombres, y aléjate de todos los hombres.


Isaac de Nínive
(S. VII)