Él cura todas tus enfermedades

Que tenemos enfermedades espirituales es obvio, dice san Agustín, porque “todavía el alma es agitada por ciertas perturbaciones después de la remisión de los pecados, todavía se halla en medio de los peligros de las tentaciones, todavía se deleita con ciertas sugestiones, con otras no se deleita; con las que se deleita, alguna vez consiente y es atrapada por ellas. Estás enfermo, pero Él cura todas tus enfermedades (Sal 102, 3). No temas, se curarán todas tus dolencias, por grandes que sean. Porque mayor es el médico. Al Médico omnipotente no le sale al paso ninguna enfermedad incurable. Tú déjate únicamente curar; no apartes su mano; Él sabe lo que hace. No sólo te deleites cuando acaricia, sino tolérale también cuando saja”. San Agustín insiste: “Tú ponte únicamente bajo las manos del médico, pues Él aborrece al que rechaza sus manos (…) Te curará. Pero es necesario que quieras. Él cura a cualquier enfermo, pero no al que se opone a ello”. La curación definitiva y total llegará cuando esto corruptible se vista de incorrupción (1Co 15, 53).

(San Agustín)