El santo y la prostituta

En la vida de san Efrén el Sirio, doctor de la Iglesia llamado “arpa del Espíritu Santo” y gran cantor de la Virgen María, se cuenta que, siendo todavía eremita, practicaba un día el juego carismático del apotegma, que consistía en dirigirse a un Padre y considerar que la primera palabra que pronunciara estaría inspirada por el Espíritu Santo. Decidió, pues, ir a la ciudad más cercana y escuchar el parecer de la primera persona que encontrara, considerándola como alguien que le habla en nombre de Dios.

Al llegar a la ciudad se encontró, ¡divina sorpresa!, con una prostituta. Él la miró y ella se quedó contemplándole fijamente. El hombre de Dios exclamó: “¿Por qué me miras así?”. Y la mujer le respondió: “Yo he sido sacada de ti, pero tú deberías mirar al suelo, porque tú has sido sacado del polvo de la tierra”. 

Admirable palabra de mujer, palabra de consejo y de sabiduría que reconduce al hombre a su desnudez primera y le recuerda que no es bueno para el hombre estar solo (cf. Gn 2, 7. 18-25).


Autor: EPHRAÏM
Título: Jesús, juïf pratiquant
Editorial: Paris, Fayard/Éditions du Lion de Juda, 1987, (pp. 272-273)