Oración de un preso


Padre,
no mires dónde estoy,
pero mira mi corazón sumido en continuos dolores y angustias.
Dame la fuerza para gritar tu Nombre.
Haz que te pueda decir: ¡perdón!
Perdona a los que me han incitado al mal.
Perdóname si he tenido poco amor hacia tu mano
que me acariciaba y yo no la sentía.
Perdóname si no he apreciado el bien que venía de Ti.
Bendice, Padre, ni corazón dolorido.
¡Ten piedad!
Piedad de los que sufren por mi causa.
Piedad por estos mis hermanos más pequeños,
que viven en la tristeza como yo y más que yo,
que no saben que más allá del dolor estás Tú.
Bendice mi hogar lejano.
Bendice a mis seres queridos.
Dales cada día el pan y la paz que yo también deseo.
Bendice mi jornada.
Haz que yo,
y todos aquellos que están expiando aquí como yo,
podamos tener la fe y la alegría de creer.
Haz que la experiencia de nuestra vida cotidiana,
iluminada cristianamente,
nos disponga a la resignación y a la bondad.
Haz que en este nuestro intenso dolor
podamos encontrarte, Señor.

Que así sea.