Permanece conmigo, Señor

Permanece conmigo, Señor,
pues me es necesaria tu presencia
para que yo no te olvide:
tú sabes con qué facilidad yo te abandono.

Permanece conmigo, Señor,
porque soy débil:
necesito tu fuerza para no caer,
porque sin ti no tengo ningún fervor.

Permanece conmigo, Señor,
porque tú eres mi luz:
muéstrame tu voluntad para que
yo perciba tu voz y te siga.

Permanece conmigo para que yo te sea fiel:
pues por más pobre que sea mi alma, deseo que
ella sea para ti un lugar de consuelo.

Permanece conmigo, Señor,
porque atardece y el día declina:
la vida pasa, la eternidad se acerca
y necesito rehacer mis fuerzas
para no detenerme en el camino.

Permanece conmigo, Señor,
porque tengo necesidad de ti
en esta noche de la vida llena de peligros:
no te pido consuelos divinos,
porque no los merezco,
pero el don de tu presencia,
sí que te lo suplico, Señor.

Permanece conmigo
porque tú eres lo único que busco,
tu amor, tu gracia, tu corazón, tu espíritu:
yo te amo y no te pido otra recompensa
mas que la de amarte cada día más.


San Pio de Pietralcina