1 de septiembre de 2024
(Ciclo B - Año par)
- No añadáis nada a lo que yo os mando… observaréis los preceptos del Señor (Dt 4, 1-2. 6-8)
- Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? (Sal 14)
- Poned en práctica la palabra (Sant 1, 16b-18. 21b-22. 27)
- Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)
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La cuestión sobre lo puro y lo impuro, surgida porque los discípulos tomaban alimentos sin lavarse las manos, es una cuestión que nos puede resultar extraña a nuestra sensibilidad actual. Sin embargo, lo que en ella verdaderamente se debate es una cuestión fundamental, que sigue teniendo plena vigencia para nosotros, a saber: ¿Qué es lo que nos hace puros o impuros en nuestra relación con Dios?
Los judíos pensaban que una serie de tradiciones heredadas de sus mayores, como la de lavarse las manos antes de comer, restregando bien, eran fundamentales para una correcta relación con Dios. Jesús, en cambio, va a considerar esas tradiciones como “preceptos humanos” y va a centrar la pureza de la relación con Dios en la observancia del “mandamiento de Dios”.
Notemos que el Señor habla en singular –“el mandamiento”- como apuntando, más que a la diversidad de los mandamientos de la ley de Dios, a una síntesis global de todos ellos, a una definición de un estilo de vida conforme a la voluntad de Dios, que el Señor resume en los dos mandamientos: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» (Mc 12,29-31). El apóstol Santiago los resume, en la segunda lectura de hoy, diciendo: “La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo” (St 1,27), es decir, el amor al prójimo (huérfanos y viudas) y la abstención de toda idolatría (no mancharse las manos con este mundo).