Una despiadada pasión

  Cuida de que no te domine la pasión de aquellos que enferman a causa del deseo de corregir a los demás, y que quieren ser por sí mismos los censores y correctores de todas las debilidades de los hombres. Es una despiadada pasión (…) Te aseguro que sería mejor para ti que cayeras en la lujuria antes que caer en esta enfermedad.

Si de hecho tienes piedad y quieres convertir [a tu prójimo] a la verdad, padecerás sufrimientos por su causa. Con lágrimas y con amor le dirás una o dos palabras, sin encenderte de ira contra él, alejando de ti cualquier muestra de enemistad. Pues el amor no sabe airarse, no se irrita, no reprocha sin compasión (cf. 1Co 13).


Isaac de Nínive -Siglo VII

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