Yo soy tú

10-XII-1918

(Giuseppe Capograssi (1889-1956) nació en una familia noble venida a menos. Fue educado en el catolicismo, pero durante la adolescencia sufrió una crisis de fe que sólo superará al encontrar, en 1918, a Giulia Ravaglia, su prometida, con quien se casará en 1924. Después de haber ejercido como abogado y de haber ocupado el cargo de secretario de una importante corporación romana de derecho público, inició, en 1925, la carrera de docente universitario llegando a ser, en 1933, catedrático de Filosofía del Derecho. En 1940 fue uno de los pocos juristas italianos que levantó la voz para oponerse al ordenamiento jurídico que el fascismo estaba haciendo en Italia, lo que le valió más tarde un enorme prestigio intelectual y moral, que hizo que fuera nombrado juez de la Corte Constitucional en 1956. Durante los casi seis años de su noviazgo escribió todos los días una carta a su prometida Julia, hasta un total de 1951 cartas, que han sido publicadas bajo el título de “Pensamientos para Julia”)

Tienes razón, Julia, soy un hombre afortunado. A menudo el mundo considera afortunado al hombre que tiene muchos golpes de fortuna. Como de costumbre, el mundo se equivoca. Afortunado es quien consigue ver reflejado su ser en el ser de otro espíritu; éste es quien vive realmente una vida plena.

La vida es la riqueza y la fortuna de los hombres. No hay ninguna otra riqueza ni ninguna otra fortuna. ¿Y qué es la vida sino mirarnos a los ojos y llegar a ver en el interior de las profundidades más hondas de nuestra alma? La vida es la adhesión estrecha e indisoluble de un espíritu a otro, de tal manera que el uno y el otro lleguen a ser una sola cosa. 

Por eso sólo vivimos cuando amamos. Tú y yo vivimos desde que amamos a Dios, en el orden sobrenatural, y nos amamos el uno al otro en el orden real. Y vivida de esta manera, la vida es dulce y preciosa, encantadora y libre de angustias.

“Yo soy la Resurrección y la Vida” (Jn 11,25), dice Jesús. Y, en efecto, en Él tenemos la vida: sólo quien le ama vive la vida verdadera, porque, siendo finito, vive la vida del Infinito. Y sólo por medio de Él la vida se hace presente en la realidad. Por medio de Él yo te he amado y te amo con un amor que es perfección. En Él tienen su origen las luces y las llamas de tu espíritu fuerte y enamorado. Por eso soy verdaderamente, enormemente, increíblemente afortunado: porque para amarte a ti y para pensar en ti he de amar la Verdad y he de pensar en la Verdad.

¡Qué dulce es pensar en ti, Julia! Pensar en ti llena mi alma atormentada de un frescor y de una paz primaveral. Pensar en ti me eleva, me purifica, me sumerge -no sé cómo ni por qué- en una blanca luz de infancia. En tus sueños, los niños se te acercan. Tus sueños virginales están llenos de pequeñas almas trémulas que te aman y te besan. También a mí me ama y me pesa el pensar en ti, Julia. Si tú no sabes describir la vida profunda que vive en lo profundo del espíritu, yo tampoco sé expresar ni describir el encanto y el estremecimiento que tú produjiste en mi ser profundo, Julia.

En la unión de dos almas, como en el dolor de una sola alma, hay algo de inefable, de inenarrable, de inexplicable, que está destinado a permanecer siempre oculto, algo que sólo el amor puede sentir y que sólo Dios puede ver. ¿Quién se atrevería a pensar que la palabra pudiera llegar a las raíces subterráneas y vitales de la que se alimenta la vida? La palabra se detiene en lo superficial, en las cosas prácticas, en los hechos exteriores, pero es impotente para reflejar la llama clara y viva que arde en el centro del ser, y que no cesa de ascender.

En tus ojos, Julia, percibo una claridad de este fuego central, como sin duda tú también la percibes en los míos. Esta claridad ilumina mi vida y, ahora, me hace ligeras y fáciles las cosas y las acciones que, antes, me parecían obstáculos insalvables. Tus ojos dan sentido a todas las cosas de la vida y llenan todos mis propósitos, acciones, esfuerzos, pensamientos y días, de un significado profundo, noble y querido. En tus ojos está la llama de la vida. Yo soy tú.


Autor: Giuseppe CAPOGRASSI
Título: Pensaments per a Giulia. Antologia
Denes editorial, Col•lecció Rent nº 5, Paiporta (València), 2009, pp. 37-38