Palabras cristianas

Los cristianos no debemos tener miedo de nada. No tenemos nada que pedir ni nada que imponer, sino que debemos testimoniar que la vida tiene un sentido, que es inmensa, que se abre sobre la eternidad. Porque Dios existe, Dios existe, y este Desconocido es nuestro amigo. 

El corazón del problema del hombre es que el hombre se construye o se destruye en la aceptación o el rechazo de lo espiritual.

Conviene prescindir de la noción jurídica o moralista de mérito. El santo es un pecador consciente de su pecado, cada vez más consciente de ser “el primero de los pecadores”, y por ello mismo transparente a la santidad del “único santo”, Cristo nuestro Salvador.

El monacato del siglo IV apareció para recordar, en el momento en el que se organizaba el imperio cristiano, que el sentido último del cristianismo no es solucionar los problemas de esta tierra, sino la violencia que se apodera del Reino de los cielos. 

Hacerse oración es el destino del hombre, como volar es el del pájaro. Y el hombre hecho oración, aunque sea un perfecto desconocido, ignorado por todos, y esté recluido en lo profundo de una cueva, restablece la unidad de lo divino y de lo humano, y permite al agua viva del Espíritu irrigar secretamente el universo y todas las obras de los hombres. 

El amor no puede cambiar la vida si no está sostenido y alimentado por una intercesión silenciosa.



Autor: Olivier CLÉMENT
Título: Dialogues avec le Patriarche Athénagoras
Editorial: Fayard, Paris, 1976 (pp. 17, 23, 59, 61, 65)