La misericordia



Existe en la vida
frente a tantas asperezas una sola ternura:
la misericordia
frente a tantos extravíos una sola certeza:
la misericordia
frente a tantos exilios una sola morada:
la misericordia.

La misericordia es el irrumpir de Dios
por el que nos llama a la Vida
y por el que todo va siendo transmutado en una libertad nueva.

La existencia se convierte entonces
en un camino y una espera.
Y en la espera todo se hace responsabilidad,
es decir, dolor.
Tu fragilidad, el caminar del hermano,
los acontecimientos del mundo, el corazón de la Iglesia:
todo se hace en ti un peso insoportable
que tienes que asumir
en un deseo profundo de apasionada totalidad.

Y como Dios no está nunca en la división
sino siempre en la unidad más grande,
este breve texto
quiere ser un frágil signo exterior
de esa comunión que Su intervención
va madurando definitivamente entre nosotros.

Para que cada uno viva la memoria
de tanta gratuidad
y realice cada día,
con decisión,
su propia fidelidad
“en la espera de que se cumpla la feliz esperanza
y venga nuestro Salvador Jesucristo”

(Fernando Tagliabue)