Ilumina las tinieblas de mi alma

Señor, Dios de todos,
Poderoso en todo,
Sede infinita e incomprensible de todas las cosas;

Con todo tu Ser Tú estás cerca de todos;
Tú no estás encerrado en un espacio,
Y no hay ningún lugar en el que no estés Tú.

Tú no eres visible a los ojos,
Y sin embargo no hay visión alguna sin el concurso de tu luz.

¡Gloria temible,
Nombre incomprensible,
Apelación majestuosa,
Palabra infinita,
Esencia inescrutable!

Inaccesiblemente Alejado,
y sin embargo inmediatamente Cercano.

Tú estás atento al gemido,
Tú percibes la miseria,
Tú te acercas en la desgracia.

¡Tú remedias todo lo que es irremediable,
Padre muy compasivo,
Tú muestras tu misericordia,
Dios de consuelo!

En la misericordia de tu luz
ilumina las tinieblas de mi alma
para curarla, perdonarla y vivificarla,
oh Fuerza incorruptible.

A Ti la gloria en todo.
Amén.


San Gregorio de Narek
(944-1010)