(Margherita es una adolescente italiana de catorce años que acaba de iniciar su instituto y que está fuertemente impactada por el repentino abandono del hogar que ha realizado su padre, desapareciendo sin dar ninguna explicación, sin responder a las reiteradas llamadas de su esposa. Su hermano Andrea, de seis años de edad, comparte con ella la misma situación)
A esa misma hora en que cobran cuerpo las cosas invisibles, los sueños, las estrellas, los espíritus y los amantes, Andrea se metió bajo las sábanas de Margherita y se acurrucó al lado de su hermana. El cuerpo tibio de ella lo tranquilizó, y después de unos minutos de silencio dijo:
- Me da miedo la oscuridad.
- No existe la oscuridad, Andrea.
- Sí que existe.
- La oscuridad es la luz apagada.
- En la oscuridad están los monstruos. En la luz no hay m monstruos.
- Tú los has visto.
- Sí.
- ¿Y cómo eran?
-¿Por qué? ¿Qué les pasaba?
- Daban miedo.
- ¿Cómo?
- Con la oscuridad: como hacen los monstruos. Te dan miedo porque se esconden pero están.
- ¿Dónde se esconden?
- En los rincones, en los agujeros, y salen con la oscuridad. De día te siguen por detrás, no se atreven a venirte de cara porque la luz los aleja. Pero imitan todo lo que haces.
- ¿Por qué?
- Son envidiosos.
- ¿Y hacen daño?
- Sí.
- ¿Cómo?
- Con la oscuridad.
- Ah…
- Pero ellos también tienen un miedo.
-¿Cuál?
- Están siempre solos y te atacan cuando tú también estás solo.
- ¿Y si somos dos?
- No atacan.
- ¿Por qué?
- Porque cuando somos dos hay luz.
- ¡Pero si todo está oscuro!
- No, hay una luz que solo los monstruos ven.
- ¿Qué luz?
- La luz que se enciende cuando dos personas están juntas y se abrazan, como en una bombilla.
- ¿Por qué como en una bombilla?
- Dentro de una bombilla hay brazos y en medio pasa la luz.
- ¿Y por qué nosotros no la vemos?
- Porque es una luz escondida, solo se ve en los dibujos. Cuando dos se quieren, ningún monstruo puede hacer nada.
- ¿Hay muchos monstruos aquí en casa?
- Ahora sí, porque antes la luz de papá y de mamá los mantenía a todos lejos.
- ¿Y ahora?
- La luz se ha fundido. Ahora todos están saliendo de los rincones y de los agujeros. Y tienen hambre.
- ¿Qué comen?
- El sueño.
- ¿El sueño?
- Sí, te mantienen despierto y todo el tiempo que tú quieres dormir lo absorben.
- ¿Y qué hacen?
- Crecen, se vuelven cada vez más grandes.
- ¿Y después?
- Después ya no caben en los agujeros y en los rincones y entonces se meten por todas partes.
- Mmm…
- Tenemos que hacerlos morir de hambre…
-¿Cómo?
Andrea se abrazó a su hermana. Se aferró a Margherita como si fuese un flotador, y empezó a flotar en el sueño pocos segundos después. Margherita no conseguía dormir, pero al menos esa noche los monstruos dejarían en paz a su hermano y devorarían solo su sueño. A quien lo vela un amor puede dormir con tranquilidad.
Autor: Alessandro D’AVENIA
Título: Cosas que nadie sabe
Editorial: Penguin Random House, Barcelona, (pp. 78-80)