Mi hermano

No tenemos que cambiar el mundo, sino a alguna persona. Ya os he hablado de mi hermano. Durante años lo he odiado, porque me robaba la atención de mis padres, que parecía que ya no estaban ahí para mí. Pero un día lo dejaron a mi cuidado por primera vez, a mí sola. Él notaba que yo me mantenía lejos de él, que estaba enfadada con él y con su forma de ser. Y entonces me abrazó y empezó a acariciarme. Después cogió las construcciones y quería hacer un avión, pero no podía. Se acercó a mí y me preguntó: “¿te ayudo?”. No sabía hablar bien aún, quería decir: “¿me ayudas?”, pero le salió lo contrario. Y ese día comprendí que él tenía razón, que aquella frase era correcta tal y como la había dicho. Era él quien me estaba ayudando a mí. He aprendido a preocuparme por mí ayudando a mi hermano. En el fondo, cualquier persona que nos necesite nos está diciendo: “¿te ayudo?”. Si solo dejáramos de protegernos de la fatiga de amar a otros, perderíamos menos el tiempo y no tendríamos miedo a renunciar un poco a nosotros mismos para ganar el doble de lo que perdamos.




Autor: Alessandro D’AVENIA
Título: ¡Presente!
Editorial: Encuentro, Madrid, 2022, (pp. 224-225)