Tú que hablas en el silencio



Santo es Dios,
el Padre de todo lo que existe.
Santo eres Tú,
que existes desde el principio.
Santo eres Tú,
que has creado todas las cosas por tu Verbo.

Recibe las palabras que desde mi alma
y desde mi corazón suben hacia Ti,
oh Inefable, oh Indecible,
que hablas en el silencio.
Te suplico que me des a conocer
nuestra naturaleza profunda,
que te inclines hacia mí y me hagas fuerte.
Y yo irradiaré esta gracia
en caridad sobre mis hermanos
que son tus hijos.

Mi espíritu pertenece al Espíritu Santo.
Por eso profeso y confieso la fe
de la que recibo vida y luz.
Tú eres digno de alabanza, oh Padre.


(Antigua oración cristiana escrita en un papiro conservado en Berlín)