soporta mi enfermedad,
que me hace desfallecer,
alejando con frecuencia mi pensamiento de ti.
Pero si tú me sostienes, no sucumbiré.
Apoyándome en ti, seré fortalecido.
Porque todavía soy débil e inestable.
Pero tú tienes piedad de mí,
porque estás lleno de dulzura y de ternura,
y tu misericordia es inmensa
para todos los que te invocan.