La moderación

«En las cosas que se han de hacer, incluso en las piadosas, es indispensable la moderación para que los esfuerzos puedan durar, cosa que sería imposible si tales esfuerzos fueran excesivos. Y en los acontecimientos sería recomendable tener el corazón preparado para aceptar un lado u otro, o sea, el dichoso y el adverso, de buena gana, como de la mano de Dios»


(Sacado de una carta que escribió San Ignacio de Loyola a Girolamo Vignes medio año antes de morir)