El reinado de Cristo

¡Oh Cristo, tú eres el único rey que reina sobre mí!
¡Oh bondad inefable,
que siempre eres vencido por la compasión
dominado por la misericordia,
impulsado por tu amor,
forzado por tu bondad
y obligado por tu dulzura!

Tú no te cansas nunca de suplicarme que vuelva a ti;
tú no te detienes nunca corriendo tras de mí;
tú me llamas y aunque yo me hago el sordo,
tú no te enfadas conmigo.

¡Conmigo, que soy malo, tú eres bueno;
conmigo, que soy culpable, tú eres indulgente;
conmigo que soy pecador, tú expías mis pecados;
conmigo que soy tinieblas, tú eres la luz;
conmigo que estoy muerto, tú eres Vida!


San Gregorio de Narek (+1010)