El silencio

“El silencio absoluto es una cruz en la que el hombre se crucifica con todas sus pasiones y sus concupiscencias”, decía san Serafín de Sarov completando la enseñanza de san Isaac el Sirio que afirmaba: “El silencio es un misterio del siglo venidero, las palabras son instrumentos de este mundo”.

Cuando permanecemos en silencio, nuestro enemigo, el demonio, no puede penetrar en nuestro corazón, en esto consiste la sabiduría del silencio. 

Soledad y silencio engendran el fervor y la mansedumbre que fluyen a través del corazón del hombre como las aguas de Siloé, sin ruido ni turbulencia.


San Serafín de Sarov