Oración a la Inmaculada



Madre de la vida,
haz morir en mí las pasiones de la carne que matan el espíritu.

Protege a mi alma cuando salga de esta tienda mortal
para dirigirse a otro mundo ignorado.

La tempestad de las pasiones ruge en torno mío,
las olas de la iniquidad me empujan
hacia el escollo de la desesperación.

Estrella de los mares,
haz renacer la calma entre las olas.

El león ruge buscando a quien devorar.
No me dejes entre sus garras,

oh Tú, Virgen Inmaculada,
que diste al mundo un Niño Divino,
dominador de furias y leones.

San Juan Damasceno, Libros Santos, 4. 12