Todos los santos



Todos los santos
(Ciclo C - Año impar)
1 de noviembre de 2025
  • Vi una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de todas las naciones, razas, pueblos y lenguas (Ap 7, 2-4. 9-14)
  • Esta es la generación que busca tu rostro, Señor (Sal 23)
  • Veremos a Dios tal cual es (1 Jn 3, 1-3)
  • Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo (Mt 5, 1-12a)

Sólo Dios es santo (“porque sólo Tú eres santo”). Sin embargo los primeros cristianos se denominaban a sí mismos “los santos", y lo hacían con toda naturalidad, hablando como de pasada, revelando así una autoconciencia, una manera de definirse, que era común a todos ellos. Así vemos, por ejemplo, que Ananías le dice al Señor: "Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén" (Hch 9,13). Pablo, cuando pide dinero para los cristianos pobres de Jerusalén, afirma estar haciendo una colecta "para los santos" (1Co 16,1-2), "en bien de los santos" (2Co 8,4). Cuando recomienda a Estéfanas lo elogia diciendo que "se ha puesto al servicio de los santos" (1Co 16,15). Pedro, después de resucitar a la joven Tabita, "llamó a los santos y a las viudas" y se la presentó viva (Hch 9,32-41).

La razón de este sorprendente hecho no radica en que ellos se consideraran unos hombres perfectos, libres de defectos y pecados, sino sencillamente en el hecho objetivo de que todos ellos participaban, gracias al bautismo, la eucaristía y los demás sacramentos, de la vida del “único Santo", que es Cristo. Llamarse "santos" no era, pues, para ellos, un modo de autoglorificarse, sino de reconocer la realidad del don recibido, de dar gloria a Dios por ello y de mostrarse agradecidos con Él. Y desde la conciencia de este hecho se iban “purificando a sí mismos” (2ª lectura) para poder formar parte, un día, de esa “muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas” que, “con voz potente”, aclaman y adoran a Dios en el cielo (1ª lectura).

Danos santos



Señor, danos santos,
no solamente personas libres y plenamente generosas.

No solamente personas arriesgadas que hacen brillar la justicia,
sino personas de Dios,
para quienes Tú eres todo.

No solamente personas fraternas, atentas a toda miseria
y serviciales ante cualquier infortunio,
sino personas llenas de amor por Ti, Señor,
que solo viven de Ti.

Personas que yo no podría mirar sin verte
ni sabría escuchar sin oírte.

Personas que arrancarían del mundo el materialismo,
invadiéndolo de tu presencia.

Tenemos necesidad de santos,
de grandes santos.

Solo Tú puedes suscitarlos: elígelos:
Entre pobres y ricos, entre ignorantes y sabios,
en el mundo y en la vida religiosa.

Danos santos, Señor. Amén.


(Oración de la Iglesia de Oriente)

Oración en formato pdf

XXX Domingo del Tiempo Ordinario

XXX Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
26 de octubre de 2025


  • La oración del humilde atraviesa las nubes (Eclo 35, 12-14. 16-19a)
  • El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó (Sal 33)
  • Me está reservada la corona de la justicia (2 Tim 4, 6-8. 16-18)
  • El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no (Lc 18, 9-14)

La liturgia de la palabra de hoy nos habla de la relación con Dios, que se expresa de modo privilegiado en la oración. Viene a decirnos que nuestra manera de orar puede revelarnos cómo es nuestra relación con Dios. Ya la primera lectura nos recuerda que el pobre alcanza el favor de Dios, que Dios es sensible a la llamada del pobre y que, en cambio, añade el evangelio, la fatuidad humana aleja de Dios.

Lo que hace que el hombre sea humilde o fatuo en su relación con Dios, es, como recuerda Benedicto XVI, la orientación de su mirada: quien centra su mirada en Dios, queda sobrecogido por la gratuidad de su Amor, por su paciencia, por su bondad y generosidad; y, de rebote, se ve a sí mismo pequeño, mezquino, impuro: porque su mirada está centrada en Aquel que es la generosidad y la pureza en persona. Quien, en cambio, centra su mirada en sí mismo, busca términos de comparación que le favorezcan, y ve a Dios de rebote, como Aquel que tiene que sancionar la supuesta excelencia y bondad de uno mismo.

Frases...

Los placeres y la alegría

“Contra tus mezquinos placeres, yo apelo a la Alegría”

(Palabras de Job a Satán en la obra de Fabrice HADJADJ, 
Job o la tortura de los amigos, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2015, p. 67)




XXIX Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
19 de octubre de 2025


  • Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel (Ex 17, 8-13)
  • Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra (Sal 120)
  • El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena (2 Tim 3, 14 - 4, 2)
  • Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él (Lc 18, 1-8)
  • Homilía: pulsar aquí para escuchar en ivoox
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Escuela de la fe #33: La fe

 


D. Fernando Colomer Ferrándiz
17 de octubre de 2025


Enlace para escuchar en IVOOX


Una difícil conversación I

(Glory Bouhton, de treinta y ocho años, ha regresado al hogar familiar para cuidar a su moribundo padre. Justo entonces, su hermano Jack, hijo pródigo que ha estado fuera veinte años, vuelve a casa en busca de refugio y tratando de reconciliarse con un pasado marcado por la desdicha y el dolor. Mal chico desde su infancia, alcohólico incapaz de conservar un empleo, aunque brillante y encantador, vive enfrentado a todo lo que le rodea y, en especial, al tradicionalismo de su padre, pastor metodista apartado de su parroquia. El texto recoge una conversación bastante dura, largamente esperada, entre el anciano padre y su hijo Jack, “la oveja negra” de su familia.)


Entonces oyeron un chirrido de muelles de cama y el suave arrastrar de unos pies en zapatillas y el tac tac del bastón. Al cabo de un momento, su padre apareció en la puerta con la camisa de dormir, pálido y con el pelo revuelto, pero con un porte sereno y solemne. Miró primero a Glory, luego a la ventana y, finalmente, como si hubiera encontrado el valor para hacerlo, se volvió a Jack.

-Oh. -Se le escapó un sonido apesadumbrado, pero enseguida, se reanimó-: He pensado que me gustaría un poco de conversación. Os he oído hablando aquí fuera y he venido a participar. Sí.

Jack lo ayudó a ocupar un asiento y volvió al suyo. El viejo le tomó la mano.

-Creo que estaba de mal genio –dijo.

-Me lo merecía –dijo Jack.

-No, no –replicó su padre-. No es así como quería que fueran las cosas. Me lo había prometido mil veces, que si volvías a casa no oirías nunca de mi boca una palabra de reproche. No importaba lo que sucediera.

-No importa. Merezco el reproche.

-Debes dejar a Dios la decisión de qué mereces. Piensas demasiado en ello, en qué mereces. Creo que una parte del problema está ahí.

-Me parece que en eso llevas razón –sonrió Jack.

-Nadie se merece nada, bueno o malo. Todo es gracia. Si aceptas eso, quizás puedas tranquilizarte un poco.

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

 


XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
12 de octubre de 2025


  • Volvió Naamán al hombre de Dios y alabó al Señor (2 Re 5, 14-17)
  • El Señor revela a las naciones su salvación (Sal 97)
  • Si perseveramos, también reinaremos con Cristo (2 Tim 2, 8-13)
  • ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? (Lc 17, 11-19)
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Frases...

Humildad, serenidad, sumisión

No todo aquel que tiene el ánimo sereno es humilde, pero todo aquel que es humilde mantiene también el ánimo sereno. No hay un humilde que no sea también sumiso, pero encontrarás en abundancia gente sumisa que no es verdaderamente humilde.


Isaac el Sirio

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario


 

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
5 de octubre de 2025