El abba Isaías dijo: "Ama callar más que hablar. Puesto que el callar economiza y el hablar dispersa" (IV, 18).
El abba Macario el Grande, decía en Scitia a los hermanos después de la misa en la iglesia: "Huid, hermanos". Y uno de los Padres le dijo: "¿Dónde podremos huir más lejos de este desierto?". El abba puso su dedo en la boca y dijo: "Huid de esto"; y él entró en su celda y, cerrando la puerta, se quedaba solo (IV, 30).
El abba Titoés decía: "Nuestra verdadera peregrinación es dominar nuestra propia boca" (IV, 52).
Otro hermano preguntó al mismo abba Pastor diciendo: "Si veo alguna cosa, ¿quieres que te lo diga?". El anciano le respondió: "Está escrito: Aquel que responde antes de escuchar, acarrea necedad y deshonra sobre sí [Prov 18,13]. Si has sido interrogado, habla; pero si no, guarda silencio" (X, 86).
Un hermano principiante preguntó a un anciano: "¿Qué es lo mejor: callar o hablar?". Él le dijo: "Si las palabras son inútiles, déjalas y calla; pero si son buenas, dale lugar al bien y habla. Sin embargo, aunque sean buenas, no prolongues el final del discurso, y estarás en el descanso" (X, 163).
Un hermano dijo a un anciano: "Dime una práctica". El anciano le respondió: "Aparta de ti la discusión acerca de cualquier asunto, y serás salvo" (X, 179).
Editorial: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2017