Tú serás mi fuerza y mi guía

¡Tú serás mi fuerza, Dios mío!,
tú serás mi guía, mi consejo,
mi paciencia, mi paz y mi prudencia.
Recurriré a ti en mis tentaciones,
en mis sequedades, mis disgustos,
mis desolaciones y mis temores…
Concédeme, Dios mío, no temer más
las ilusiones o los artificios del demonio,
ni mi propia debilidad, ni mi desconfianza.
Porque tú tienes que ser mi fuerza en todas mis cruces;
tú me lo prometes
en proporción a mi confianza, y,
lo que es admirable, Dios mío,
es ver que, al mismo tiempo que tú pones esa condición,
tú mismo me concedes esta confianza.

¿Qué haría yo, Señor, si tú no fueras mi fuerza?
Pero puesto que tú me aseguras que lo eres,
¿qué dejaré de hacer para tu gloria?
Pues todo lo puedo en Aquel que me hace fuerte.
Por donde quiera que vaya, tú estás en mí y yo en ti.
Por lo que en cualquier lugar que yo me encuentre,
en cualquier peligro o enemigo que me amenace,
yo tengo la fuerza en ti.


San Claudio de la Colombière
(1641-1682)

XVII Domingo del Tiempo Ordinario

15 de agosto 

 

 27 de julio de 2025

 (Ciclo C - Año impar)




  • No se enfade mi Señor si sigo hablando (Gen 18, 20-32)
  • Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor (Sal 137)
  • Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados (Col 2, 12-14)
  • Pedid y se os dará (Lc 11, 1-13)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

El evangelio de hoy, queridos hermanos, quiere inculcarnos una gran confianza en la positividad de lo real, en la bondad de la realidad. Nos recuerda que lo real es fundamentalmente bueno y que responde a nuestras necesidades y que no debemos dudar en pedir, en buscar y en llamar “porque quien pide recibe, quien busca halla y al que llama se le abre”. Y la razón de esta positividad y bondad de lo real es que la realidad es obra de Dios y Dios es un Padre lleno de amor por sus hijos que somos nosotros.

El que Dios sea un Padre lleno de bondad y de amor por nosotros no significa que Dios esté ciego y que no vea nuestras meteduras de pata y nuestros crímenes y pecados. Por eso el Señor dice: “si vosotros que sois malos”. Dios no tiene una idea optimista del ser humano, Dios no piensa que “todo el mundo es bueno”. Pero Dios cree en el poder del bien y en la victoria final del bien sobre el mal y por eso está dispuesto a darnos el Espíritu Santo a quienes recurrimos a Él.

Frases...

Experiencias y presencia

El valor de una vida no se mide por la cantidad de experiencias que se han hecho sino por la calidad de presencia que se ha puesto en ellas.

Martin Steffens

Santiago Apóstol

15 de agosto 

 


 25 de julio de 2025

 (Ciclo C - Año impar)




  • El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago (Hch 4, 33; 5, 12. 27-33; 12, 2)
  • Oh, Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben ( Sal 66)
  • Llevamos siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús (2 Cor 4, 7-15)
  • Mi cáliz lo beberéis (Mt 20, 20-28)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

Celebramos hoy, queridos hermanos, la fiesta del apóstol Santiago, patrono de España. La riqueza de la liturgia de la palabra de este día nos ofrece abundantes puntos de reflexión, que constituyen llamadas a nuestra conversión como católicos y como católicos españoles.

La primera lectura nos ha recordado la contundente respuesta que Pedro y los demás apóstoles dieron ante las autoridades religiosas judías: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Es una llamada a revisar nuestra jerarquía de valores y a preguntarnos qué es, de verdad, lo primero en nuestra vida, es decir, cuál es el criterio que prevalece sobre todos los demás a la hora de tomar nuestras decisiones. Si nuestro criterio es no distinguirnos de los demás, ser como todos, no llamar la atención, ser socialmente correctos, ajustándonos al comportamiento de la mayoría, entonces Dios no es el primero en nuestra vida, sino que lo primero es una determinada imagen de nosotros mismos que no queremos que desentone de la mayoría social; lo primero sería no querer tener problemas. El cristiano tiene que tener la audacia de poner a Dios, a su voluntad y a su santa ley, como lo más importante en su vida, aunque ello le genere algún problema.

El dolor

Creo en la purgación, en el dolor como instrumento quirúrgico. Estoy convencido de que hace falta sufrir para crecer un poco, cierta violencia. Como en el caso de los árboles, que comen borrasca. O también los partos y el poema brotan de un corazón que ha sido herido en el combate del amor, del duelo, de la ausencia. En los relatos de todas las culturas abundan las catástrofes a las que el hombre atribuye significado. La sospecha de que nada ocurre absurdamente. La sequía el diluvio, la muerte de los niños, las plagas la persecución.


Jesús Montiel

XVI Domingo del Tiempo Ordinario

 



XVI Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
20 de julio de 2025


Frases...

Para expresar lo verdadero es preciso un trabajo. También para recibirlo. Sin trabajo se expresa y se recibe lo falso, o cuando menos lo superficial.


Simone Weil

XV Domingo del Tiempo Ordinario




XV Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
13 de julio de 2025


Lujuria

Es una característica extraordinaria de la Biblia hebrea que relate con tanta naturalidad el rotundo fracaso moral de uno de sus héroes. Al proponer la perfectibilidad de la naturaleza humana, la Escritura subraya que es solo obra de Dios. Abandonados a nuestra suerte, somos capaces de caer muy bajo. El adulterio de David no fue una entrega momentánea al desorden de la pasión; fue calculado y violento. El rey no dudó en asesinar a Urías y, junto a él, a otros soldados fieles. Estratégicamente hablando, la maniobra para eliminar al marido de Betsabé fue suicida. Todo el batallón sufrió pérdidas (2 Sam 11, 16-21). Cuando se informó a David, éste mandó decir a Joab, el comandante: “No te inquietes por este asunto” (2 Sam 11, 25). Es perturbador encontrar en el Libro Sagrado una frase que parece salida de los labios de Marlon Brando en El Padrino. Tal es el poder del eros cegado. Puede arrastrarnos a ser cómplices de la muerte.

La acción de David tuvo consecuencias para su casa y su familia. Lo que había hecho “desagradó al Señor” (2 Sam 11, 25), que envió al profeta Natán para reprenderlo y decirle que, como resultado de su acción, “la espada no se apartará de tu casa” (2 Sam 12, 10). Habiendo sembrado viento, cosecharía tempestades (cf. Os 8, 7). Una maldición cayó desde entonces sobre la casa de David. Poco después del asesinado de Urías, Ammón, hijo de David, cometió incesto con su media hermana Tamar. Obsesionado por ella, la había mandado llamar, la violó y luego la despreció, descubriendo que, tan pronto como su fantasía se había satisfecho, no sentía por ella nada más que rechazo, “de hecho su aversión era incluso mayor que la lujuria que había sentido por ella” (2 Sam 15, 15).

XIV Domingo del Tiempo Ordinario

 



XIV Domingo del Tiempo Ordinario
(Ciclo C - Año impar)
6 de julio de 2025


Quiero encontrarte, Señor

¡Te necesito, Señor!, porque sin Ti mi vida se seca.
Quiero encontrarte en la oración, en tu presencia inconfundible, 
durante esos momentos en los que el silencio se sitúa de frente a mí, ante Ti. 
¡Quiero buscarte!

Quiero encontrarte dando vida a la naturaleza que Tú has creado;
en la transparencia del horizonte lejano desde un cerro,
y en la profundidad de un bosque que protege con sus hojas
los latidos escondidos de todos sus inquilinos.
¡Necesito sentirte alrededor!

Quiero encontrarte en los sacramentos, en el reencuentro con tu perdón, 
en la escucha de tu palabra, en el misterio de cotidiana entrega radical. 
¡Necesito sentirte dentro!

Quiero encontrarte en el rostro de los hombres y mujeres,
en la convivencia con mis hermanos;
en la necesidad del pobre y en el amor de mis amigos;
en la sonrisa de un niño y en el ruido de la muchedumbre.
¡Tengo que verte!

Quiero encontrarte en la pobreza de mi ser,
en las capacidades que me has dado,
en los deseos y sentimientos que fluyen en mí,
en mi trabajo y mi descanso,
y un día, en la debilidad de mi vida,
cuando me acerque a las puertas del encuentro cara a cara contigo.


Pierre Teilhard de Chardin


Frases...

Aléjate del mal y percibirás su hedor; 
si no te alejas, no podrás ni siquiera reconocerlo.


Isaac de Nínive