Humildad y pecado

En una homilía dedicada a la humildad, san Basilio evoca la caída de Pedro, el cual amaba a Jesús más que los demás, pero había alardeado de ello: «Entonces el Señor lo abandonó a su debilidad de hombre y Pedro llegó a renegar de él. Pero su caída lo volvió sabio y lo hizo ponerse en guardia. Tras comprobar su propia debilidad, aprendió a tratar con indulgencia a los débiles, y desde ese momento supo con toda claridad y certeza que, gracias a la fuerza de Cristo, había sido preservado cuando estaba en peligro de muerte a causa de su falta de fe, en la escandalosa tempestad, lo mismo que había sido salvado por la mano de Cristo cuando estuvo a punto de hundirse en el mar» .

Lo que libera a quien ha pecado muchas veces y gravemente es la humildad. Si la tentación lleva a la caída, no es de ordinario por falta de generosidad, sino por un déficit de humildad. Y es precisamente el pecado –si el pecador sabe prestar atención a la gracia que no cesa de actuar en él, a pesar del pecado y como a sus espaldas- la ocasión para encontrar finalmente la puerta estrecha –y sobre todo baja, muy baja-, la única que da acceso al Reino. Pues pudiera ocurrir que la tentación más insidiosa no sea la que precede al pecado, sino la que viene después de él, la tentación de la desesperación. Una vez más es la humildad la única que, aprendida a ese precio, puede permitir escapar de ella.

Pues el sentimiento que, en último término, prevalece en el hombre humilde es la confianza inquebrantable en la misericordia, de la que ha percibido un destello gracias precisamente a sus propias caídas. ¿Cómo va a dudar en delante de ella? Escuchemos a Isaac de Nínive: «¿Quién podrá seguir sintiéndose turbado por el recuerdo de sus pecados que arroja en la mente la duda: “¿Me perdonará Dios todo eso que me angustia y cuyo recuerdo me atormenta? ¿Cosas que, aunque me horrorizan, permito que me seduzcan una y otra vez? ¿Y que, una vez cometidas, me producen un sufrimiento más terrible que el de la picadura de un escorpión? Las abomino y, sin embargo, me meto una y otra vez ellas. Y aunque me haya arrepentido sinceramente, vuelvo a caer de nuevo, desgraciado de mí, que no soy más que eso, un desgraciado?” Así piensan muchas personas temerosas de Dios que aspiran a la virtud y están arrepentidas de su pecado, cuando su fragilidad las obliga a enfrentarse con las caídas que ella les ocasiona: viven todo el tiempo bloqueadas entre el pecado y el arrepentimiento. Pero tú no dudes de tu salvación… Su misericordia es mucho más grande de cuanto puedas concebir, su bondad mayor que cuanto te atrevas a pedir… Dios espera sin cesar el más mínimo gesto de arrepentimiento de aquel que se ha dejado sustraer una parte de justicia en su lucha con las pasiones y con el pecado» .



Autor: André LOUF
Título: Iniciación a la vida espiritual
Editorial: Sígueme, Salamanca, 2018, (pp. 55-57)








Sagrada Familia: Jesús, María y José

29 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Quien teme al Señor honrará a sus padres (Eclo 3, 2-6. 12-14)
  • Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos (Sal 127)
  • La vida de familia en el Señor (Col 3, 12-21)
  • Toma al niño y a su madre y huye a Egipto (Mt 2, 13-15. 19-23)
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Natividad del Señor. Misa del día.

25 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios (Is 52, 7-10)
  • Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios (Sal 97)
  • Dios nos ha hablado por el Hijo (Heb 1, 1-6)
  • El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1, 1-18)
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Natividad del Señor. Misa de Medianoche.

25 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Un hijo se nos ha dado (Is 9, 1-6)
  • Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Sal 95)
  • Se ha manifestado la gracia de Dios para todos los hombres (Tit 2, 11-14)
  • Hoy os ha nacido un Salvador (Lc 2, 1-14)
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La justicia y la paz se besan (Salmo 84)

Catequesis parroquial nº 154
(Retiro de Adviento)

Autor: D. Fernando Colomer Ferrándiz
Fecha: 18 de diciembre de 2019

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IV Domingo de Adviento

22 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Mirad: la virgen está encinta (Is 7, 10-14)
  • Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria (Sal 23)
  • Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios (Rom 1, 1-7)
  • Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David (Mt 1, 18-24)
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AVE MARIS STELLA



“AVE, ESTRELLA DEL MAR”. El Diccionario de la Lengua de la Real Academia Española, afirma que la palabra “ave” es como una interjección que denota “asombro o extrañeza”. En efecto, el misterio de María es tan grande que provoca en nosotros un estupor, un asombro y una extrañeza, casi como si dijéramos: “¿cómo es posible esto, cómo es posible tanta belleza en la fragilidad de una carne humana?”. 
De todo este misterio, lo primero que contemplamos es que la Virgen María es la “estrella del mar”. Esta imagen evoca en nosotros la experiencia de la vida humana comparada con una navegación por el ancho mar. En el mar hay situaciones de calma, y hay también vientos muy fuertes y tempestades; hay remolinos y corrientes poderosas que pueden arrastrar nuestra frágil barca; hay arrecifes contra los que nos podemos estrellar. Y es siempre relativamente fácil desorientarse, perder el rumbo y encontrarse perdido en medio de la inmensidad del océano. Y en esa posible situación de desconcierto y pérdida aparece una estrella, gracias a la cual, en la oscuridad de la noche, nos orientamos, encontramos la ruta, recuperamos el rumbo perdido.

La Virgen María es “estrella del mar”, es decir, punto luminoso que sirve de referencia y de orientación, porque ella indica la dirección correcta en la que hay que navegar para que nuestra travesía llegue al buen puerto del cielo. Y esa dirección está perfectamente expresada en las palabras que ella pronunció en respuesta al saludo del ángel: “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”.

DEI MATER ALMA, ATQUE SEMPER VIRGO

“SANTA MADRE DE DIOS, Y SIEMPRE VIRGEN”. Con estas palabras enunciamos el misterio de María: ella es la madre de Dios y ella es siempre virgen. Casi podríamos decir que es madre de Dios porque es siempre virgen. La virginidad de María significa su pertenencia total y exclusiva al Señor: ella es del Señor con la radicalidad que expresa la palabra “esclava”, palabra que designaba, en aquel tiempo, a un ser que pertenece por completo a otro y que el otro considera como propiedad suya sobre la que puede ejercer cualquier acción con pleno derecho. Así se situaba María ante Dios.

Nunca Dios había podido contemplar en la humanidad creada por Él una disponibilidad a su voluntad, a sus planes y sus designios, tan grande y tan exhaustiva como la de María: en eso consiste su virginidad. Y por eso fue elegida para ser madre de Dios ya que, en ella, no había la más mínima intención de programar su propio destino y el destino de su Hijo desde sí misma, desde un proyecto propio, porque ella no tiene ningún proyecto distinto del que Dios tenga para ella y para todo lo suyo: “hágase en mí según tu palabra” (Lc 1, 38).

III Domingo de Adviento

15 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Dios viene en persona y os salvará (Is 35, 1-6a. 10)
  • Ven, Señor, a salvarnos (Sal 145)
  • Fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca (Sant 5, 7-10)
  • ¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro? (Mt 11, 2-11)
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A la Santa Madre de Dios

Me dirijo a ti, santa Madre de Dios,
tú que has sido fortalecida y protegida por el Padre del Cielo,
preparada y consagrada por el Espíritu que ha descendido sobre ti,
embellecida por el Hijo que habitó en ti,
acoge mi oración y preséntala a Dios.
De este modo yo seré siempre socorrido por ti
y colmado de tus beneficios,
habiendo encontrado refugio y luz junto a ti,
viviré para Cristo, tu Hijo y Señor.

Sé mi abogada, mi petición y mi súplica;
puesto que creo en tu indecible pureza,
creo también que tu palabra será bien acogida por Dios.

Que así sea, oh Madre del Señor.
Acógeme en mi búsqueda incierta,
tú que siempre estás disponible;
tranquilízame en mi agitación,
tú que eres descanso;
cambia en paz el torbellino de mis pasiones,
tú que eres pacificadora;
endulza mis amarguras,
tú que eres dulzura;
limpia mis impurezas,
tú que has superado toda corrupción;
detén al instante mis sollozos,
tú que eres alegría.

Te lo suplico, Madre del Altísimo Señor Jesús,
que tú engendraste Hombre y Dios a la vez,
y que hoy es glorificado con el Padre y el Espíritu Santo,
Él que lo es todo y está presente en todas las cosas.
A Él sea la gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

(San Gregorio de Narek, 944-1010)

Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María

8 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • Pongo hostilidad entre tu descendencia y la descendencia de la mujer (Gén 3, 9-15. 20)
  • Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas (Sal 97)
  • Cristo salva a todos los hombres (Rom 15, 4-9)
  • Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo (Lc 1, 26-38)
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Crimen, castigo y gracia

(Dmitri es un hombre soltero de 44 años de edad que trabaja como portero en un museo al lado del cual hay una academia de baile dirigida por el Sr. Arroyo, un viudo con dos hijos, que se ha casado en segundas nupcias con una mujer de extraordinaria belleza llamada Ana Magdalena, que es la bailarina que imparte las clases de baile a los niños que van a la academia. Dmitri está profundamente enamorado de Ana Magdalena y ésta le corresponde. Pero un día, en uno de sus encuentros furtivos, Dmitri la estrangula hasta la muerte. El texto se enmarca dentro del juicio que se le está haciendo al asesino)

- Está usted acusado de violar y matar a una tal Ana Magdalena Arroyo, dice el presidente del tribunal que le juzga. Y se ha confesado usted culpable de ambos cargos.

- Tres veces. Tres veces he confesado. Soy culpable, señoría. Senténcieme.

- Paciencia. Antes de que lo sentenciemos, tendrá usted derecho de dirigirse al tribunal, un derecho del que espero que haga uso. Primero tendrá oportunidad de exculparse, después tendrá oportunidad de alegar atenuantes. ¿Entiende usted lo que quieren decir estos términos: exculpación y atenuantes?

- Entiendo los términos perfectamente, señoría, pero carecen de relevancia en mi caso. No me estoy exculpando. Soy culpable. Júzgueme. Senténcieme. Haga caer cobre mí todo el peso de la ley. No me quejaré en absoluto, lo prometo.

(…)

- Y finalmente tengo un informe del médico de la policía que dice que se produjo el acto sexual completo, es decir, finalizando con la eyaculación de la semilla masculina, y que dicho acto tuvo lugar mientras la difunta todavía vivía. Posteriormente la difunta fue estrangulada manualmente. ¿Disputa usted algo de esto?

Dmitri guarda silencio.

- Tal vez se pregunte usted por qué desvelo estos detalles desagradables. Lo hago para dejar claro que el tribunal es plenamente consciente del terrible crimen que cometió usted. Violó a una mujer que confiaba en usted y luego la mató de la forma más despiadada. Me estremezco, nos estremecemos todos, de pensar lo que debió vivir ella en sus últimos minutos. Lo que nos falta es entender por qué cometió usted ese acto insensato y gratuito. ¿Es usted un ser humano descarriado, Dmitri, o bien pertenece a alguna otra especie desprovista de alma y de conciencia? Se lo ruego nuevamente: explíquenoslo.

- Pertenezco a una especie foránea. No tengo sitio en este planeta. Acaben conmigo. Mátenme. Aplástenme.

- ¿Eso es todo lo que tiene que decir?

Dmitri guarda silencio.

I Domingo de Adviento

1 de diciembre de 2019
(Ciclo A - Año par)






  • El Señor congrega a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios (Is 2, 1-5)
  • Vamos alegres a la casa del Señor (Sal 121)
  • La salvación está más cerca de nosotros (Rom 13, 11-14a)
  • Estad en vela para estar preparados (Mt 24, 37-44)
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Las claridades de la noche

“Loado seas mi Señor, por la hermana luna y las estrellas; en el cielo las has formado claras y preciosas y bellas” (San Francisco de Asís).

Valorizada religiosamente, soñada en profundidad, la noche se transforma en el símbolo de las profundidades inconscientes y nutricias del ser, en el símbolo femenino y maternal. Escribe Péguy: “Como el mar es la reserva de agua, la noche lo es del ser (…) ¡Oh Noche, madre de ojos negros, madre universal (…) Noche, hija mía la Noche, hija mía silenciosa, en el pozo de Rebeca, en el pozo de la Samaritana, eres tú quien sacas el agua más profunda del pozo más profundo”.

Es fácil ver, en efecto, que bajo el símbolo maternal y nutricio de la noche, el alma se confronta con sus propias profundidades nocturnas, las de su inconsciente y las de su misterio total. Las realidades de la noche son aquí el lenguaje de ciertas fuerzas ocultas del alma; y su esplendor “precioso” simboliza algún gran esplendor interior.

Nótese que, en el Cántico de las criaturas de san Francisco de Asís, “el hermano Sol” se valoriza en el sentido de la acción y del dinamismo –hace el día, irradia con gran esplendor-, mientras que “la hermana Luna y las Estrellas” son objeto de una valorización referida únicamente a su ser, a su sustancia. Ninguna función precisa, ninguna utilidad particular se les reconoce. Se celebran simplemente como “claras y preciosas y bellas” que son. Estas calificaciones sobrepasan el plano de la rentabilidad y traducen una apertura a una nueva dimensión, a un mundo interior de valores que no pertenecen al dominio del “hacer”, sino más bien al del “ser”.

Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

24 de noviembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Ellos ungieron a David como rey de Israel (2 Sam 5, 1-3)
  • Vamos alegres a la casa del Señor (Sal 121)
  • Nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor (Col 1, 12-20)
  • Señor, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino (Lc 23, 35-43)
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Lo demoníaco y la filiación

A diferencia de los espíritus puros, el hombre, antes de ser maduro, conoce el “verde paraíso de los amores infantiles”. Los ángeles nacen adultos, libres y perfectos en el acto. Nosotros pasamos por esa edad de vulnerabilidad y de dependencia extremas y, por esa misma razón, de despreocupación también y de gozoso abandono. El Altísimo no podía haber encontrado nada mejor que ese paso por la infancia, que marca para siempre el fondo de nuestro ser, para preservarnos en lo posible del mal definitivo. Bernanos es de los que mejor se dieron cuenta de ello y por eso toda su obra gravita entre esas dos posibilidades contrarias de la infancia y de lo demoníaco. 

Desarraigar de uno mismo al niño pequeño que uno fue es intentar hacerse el ángel y, por ende, llegar a ser un demonio. Uno se contempla a sí mismo como especie de pleno derecho, sin vínculo alguno de dependencia con las demás criaturas, sin un origen que reconocer, salvo el que fabriquen las opciones tomadas como demiurgo de la propia vida. La frase de Bernanos sobre Hitler es significativa: “El señor Hitler no ha hecho más que realizar los sueños de su edad madura”. Los sueños de la edad madura son los de la dominación. Los recuerdos de la infancia son los de la admiración. Mientras que aquellos lo esperan todo de un acrecentamiento del propio poder, éstos aguardan un don que nos fascina y que nos lleva más allá. La memoria de esta edad primera se mantiene desde entonces como principio de las conversiones más elevadas: la infancia es en nosotros como una reserva, el recuerdo de lo posible, de cierta inocencia y, por tanto, para el hombre viejo que se zambulle en ella, la vuelta de cierta frescura y la posibilidad de volver a empezar otra vez. Puesto que no tiene infancia, puesto que nace adulto, el ángel no puede volverse atrás: sus opciones son irrevocables, se entrega a ellas sin moderación, sin potencialidad ninguna, sin el anclaje en esos comienzos que nos da la soltura para recomenzar una y otra vez hasta el umbral de la muerte, de reabrir en uno mismo la disponibilidad al misterio. 

Así pues, la infancia es en nosotros la fuente de la renovación -esa provisión de aceite que permite a las vírgenes prudentes estar abiertas a la venida incalculable. Si bien el espíritu de infancia no es sólo docilidad a una providencia paterna, disposición a la gracia -cosas que el ángel bueno también detenta- sino punto de apoyo para el arrepentimiento, posibilidad de retorno aun cuando se haya caído. Porque las caídas, en el niño pequeño, no duelen. Y sabe también desarmar la cólera de su padre echándose en sus brazos. 

La filiación implica también esa piedad que funda la comunidad fraternal. La gran tentación moderna, demo(nio)crática, es intentar construir una fraternidad sin padre, es decir, una comunidad de individuos puros, sin carga histórica, sin ese vínculo de carne que escapa a la elección. Porque uno no elige su familia, su lengua materna, ni siquiera su propio cuerpo, y la utopía libertaria sería verse como espíritu puro, sin el deber de asumir y purificar una herencia, verse incluso como demonio, queriendo reconocer en la autoridad del padre sólo el poder y no la ternura, sólo al que se impone y no al que instruye. Al diablo no le importa reconocer en Dios al Creador, pero reconocer en él al Padre, ¡eso no! Sobre todo cuando, después de que el Hijo eterno se hiciera carne, Dios se haya convertido en el Padre de esos sucios animales poco racionales, y Padre suyo tanto en el sentido espiritual como en el carnal: ¿cómo admitir esa fraternidad no buscada, esa comunión, no con una elite, sino con toda esa canalla de barro y sangre? 

La fe teologal se enraíza en esa realidad carnal de la filiación. Ser creyente es ser hijo. Y ser hijo es asumir libremente una historia que pasa por el cuerpo y que Dios transita físicamente con su gracia, a pesar nuestro y a pesar de nuestros crímenes, como revela en Mateo la genealogía de Cristo. Se dice en el último libro de la Torah: Por el amor que os tiene y por guardar el juramento hecho a vuestros padres, por eso os ha sacado YHVH con mano fuerte (Dt 7, 8). No sólo por amor a nosotros, como pretenden el espiritualismo gnóstico y la amnesia fundamentalista, despreciando la carne y la tierra, la cultura y la historia, sino también por la fidelidad a la promesa hecha a nuestros padres, por medio de ese vínculo de las entrañas que nos obliga, contra toda tentación revolucionaria o demiúrgico, a alcanzar la novedad de los frutos a través de la veneración de las raíces (no sin la poda de las ramas). Sin ese arraigo filial, nuestra fe no puede hacer otra cosa que deslizarse hacia lo demoníaco. 

Esa fidelidad del Eterno al juramento hecho a nuestros padres nos recuerda que la fe, orientándonos hacia el Cielo, nos inscribe mejor en la historia. No es una sabiduría que se deduzca por sí misma, hace referencia, ante todo, a un acontecimiento (el del Mesías crucificado bajo Poncio Pilato y resucitado al tercer día según las Escrituras) y supone por tanto, el reconocimiento de un pasado común y de esa deuda infinita con la inmensa cadena de los testigos que se han ido sucediendo hasta llegar a mí.



Autor: Fabrice HADJADJ
Título: La fe de los demonios (o el ateísmo superado)
Editorial: Nuevo Inicio, Granada, 2009








XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario

17 de noviembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • A vosotros os iluminará un sol de justicia (Mal 3, 19-20a)
  • El Señor llega para regir los pueblos con rectitud (Sal 97)
  • Si alguno no quiere trabajar, que no coma (2 Tes 3, 7-12)
  • Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (Lc 21, 5-19)
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Himno a la misericordia divina

¡Oh eterna Misericordia,
Tú que cubres las faltas de tus criaturas,
Tú que dices a los que se convierten:
“Ya no me acuerdo de vuestras ofensas”!

Oh Misericordia inefable,
que dices a propósito de quienes te persiguen:
“Quiero que recéis por ellos para que yo les haga misericordia”.

¡Oh Misericordia que se derrama de Tu Divinidad, oh Padre eterno,
y que gobierna, junto con tu Potencia, el mundo entero!

En tu Misericordia hemos sido creados,
y en ella hemos sido re-creados por la sangre de Tu Hijo.
Es tu Misericordia quien nos guarda;
es ella la que, en la Cruz, ha puesto a tu Hijo en manos de la muerte.
En la Cruz la Vida ha vencido a la muerte de nuestro pecado,
y la muerte de nuestro pecado ha arrancado la vida del cuerpo del Cordero inmaculado.
¿Quién ha sido vencido? La muerte.
¿Quién ha sido la causa? Tu Misericordia.

Tu Misericordia da la Vida;
da la Luz que permite conocer Tu bondad en cada criatura,
tanto en los justos como en los pecadores.
Tu Misericordia resplandece
en lo más alto de los cielos y en la vida de tus santos.

¡Amor loco de Cristo,
por tu Misericordia has querido vivir con Tus criaturas!
¡Encarnarte no te ha bastado y has querido morir!
¡Como si la muerte no te bastara todavía,
has querido descender a los infiernos,
para liberar a los santos
cumpliendo en ellos la promesa de Tu Misericordia!

Santa Catalina de Siena (1347-1380)

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario

10 de noviembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • El Rey del universo nos resucitará para una vida eterna (2 Mac 7, 1-2. 9-14)
  • Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor (Sal 16)
  • Que el Señor os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas (2 Tes 2, 16 - 3, 5)
  • No es Dios de muertos, sino de vivos (Lc 20, 27-38)
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Yo soy tú

10-XII-1918

(Giuseppe Capograssi (1889-1956) nació en una familia noble venida a menos. Fue educado en el catolicismo, pero durante la adolescencia sufrió una crisis de fe que sólo superará al encontrar, en 1918, a Giulia Ravaglia, su prometida, con quien se casará en 1924. Después de haber ejercido como abogado y de haber ocupado el cargo de secretario de una importante corporación romana de derecho público, inició, en 1925, la carrera de docente universitario llegando a ser, en 1933, catedrático de Filosofía del Derecho. En 1940 fue uno de los pocos juristas italianos que levantó la voz para oponerse al ordenamiento jurídico que el fascismo estaba haciendo en Italia, lo que le valió más tarde un enorme prestigio intelectual y moral, que hizo que fuera nombrado juez de la Corte Constitucional en 1956. Durante los casi seis años de su noviazgo escribió todos los días una carta a su prometida Julia, hasta un total de 1951 cartas, que han sido publicadas bajo el título de “Pensamientos para Julia”)

Tienes razón, Julia, soy un hombre afortunado. A menudo el mundo considera afortunado al hombre que tiene muchos golpes de fortuna. Como de costumbre, el mundo se equivoca. Afortunado es quien consigue ver reflejado su ser en el ser de otro espíritu; éste es quien vive realmente una vida plena.

La vida es la riqueza y la fortuna de los hombres. No hay ninguna otra riqueza ni ninguna otra fortuna. ¿Y qué es la vida sino mirarnos a los ojos y llegar a ver en el interior de las profundidades más hondas de nuestra alma? La vida es la adhesión estrecha e indisoluble de un espíritu a otro, de tal manera que el uno y el otro lleguen a ser una sola cosa. 

Por eso sólo vivimos cuando amamos. Tú y yo vivimos desde que amamos a Dios, en el orden sobrenatural, y nos amamos el uno al otro en el orden real. Y vivida de esta manera, la vida es dulce y preciosa, encantadora y libre de angustias.

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario

3 de noviembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Te compadeces de todos, porque amas a todos los seres (Sab 11, 22 - 12, 2)
  • Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey (Sal 144)
  • El nombre de Cristo será glorificado en vosotros y vosotros en él (2 Tes 1, 11 - 2, 2)
  • El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido (Lc 19, 1-10)
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El velo

Un anciano dijo: «Si el molinero no tapa los ojos del animal que da vueltas a la muela, este se desmandará y comerá el fruto de su trabajo. Así, por disposición divina, hemos recibido un velo que nos impide ver el bien que hacemos, para que no nos sintamos satisfechos de nosotros mismos y perdamos nuestra recompensa. Por eso también, de vez en cuando, nos vemos abandonados a muchos pensamientos sucios, para que cuando los veamos nos condenemos a nosotros mismos. Y estos pensamientos son para nosotros un velo que oculta el poco bien que hacemos. Porque cuando el hombre se acusa a sí mismo, no pierde su recompensa».

 
(Apotegmas de los padres del desierto, Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2017, XV, 100)

XXX Domingo del Tiempo Ordinario

27 de octubre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • La oración del humilde atraviesa las nubes (Eclo 35, 12-14. 16-19a)
  • El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó (Sal 33)
  • Me está reservada la corona de la justicia (2 Tim 4, 6-8. 16-18)
  • El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no (Lc 18, 9-14)
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Abraham, nuestro padre en la fe

Catequesis parroquial nº 153 

Autor: D. Fernando Colomer Ferrándiz
Fecha: 16 de octubre de 2019

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XXIX Domingo del Tiempo Ordinario

20 de octubre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel (Éx 17, 8-13)
  • Nuestro auxilio es el nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra (Sal 120)
  • El hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena (2 Tim 3, 14 - 4, 2)
  • Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él (Lc 18, 1-8)
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Contra el demonio: pobreza y sacerdocio

La necesaria desnudez

Gregorio Magno observa que el diablo, espíritu puro, no necesita riquezas materiales y nos las cede de buena gana. Esta liberalidad sólo sirve para proporcionarle más agarraderos: puede poseernos por medio de nuestras posesiones; con las cosas a las que estamos apegados, puede llevarnos como con una correa. El desprendimiento es, pues, el mejor escudo espiritual; la desnudez, nuestra más sólida armadura. “Los espíritus del mal no poseen nada como propio en este mundo. Debemos, pues, luchar desnudos con esos seres desnudos. Porque si un hombre vestido lucha contra un hombre desnudo, rápidamente es derribado en tierra, porque ofrece muchos agarraderos. ¿Y que son, en efecto, todos los bienes terrestres, sino una especie de vestido para el cuerpo? El que se prepare, pues, para combatir al diablo, que deje sus vestidos para no sucumbir”, nos advierte san Gregorio Magno. Y añade: “No basta abandonar lo que es nuestro, si no nos abandonamos también a nosotros mismos”. Pues si de esa desnudez sacamos orgullo, como esos campeones del ayuno que desprecian a sus hermanos poco dotados para la ascesis, nos hacemos semejantes al diablo. 

Jacques Maritain indicó muy bien el peligro de una Nueva Evangelización que olvidara esa desnudez para reducir su novedad a la vieja tentación: contentarse con recurrir a los grandes medios del mundo, tener bastante con integrar nuevas tecnologías. Recuerda él que el apostolado de Jesús se llevó a cabo sólo mediante la presencia de un Cuerpo en una túnica sin costuras: “¿Cuáles fueron los medios temporales de la Sabiduría encarnada? Predicó en las aldeas. No escribió libros, un medio demasiado cargado de materia, no fundó periódicos ni revistas. No preparaba discursos ni conferencias, abría la boca y el clamor de la sabiduría, la frescura del cielo pasaba sobre los corazones. ¡Qué libertad! Si hubiera querido convertir el mundo con los grandes medios del poder, con los ricos medios temporales, con los métodos americanos, qué fácil hubiera sido. ¿No le ofreció alguien todos los reinos de la tierra? Haec omnia tibi dabo. ¡Qué ocasión para el apostolado! Nunca se encontrará otra parecida. La rechazó”. 

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario

13 de octubre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Volvió Naamán al hombre de Dios y alabó al Señor (2 Re 5, 14-17)
  • El Señor revela a las naciones su salvación (Sal 97)
  • Si perseveramos, también reinaremos con Cristo (2 Tim 2, 8-13)
  • ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero? (Lc 17, 11-19)
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Tú, el único santo

¡Tú eres el único santo, Señor Dios
Tú que haces maravillas!

Tú eres fuerte,
Tú eres grande,
Tú eres el Altísimo,
Tú eres el Todopoderoso,
Tú, Padre santo,
Rey del cielo y de la tierra.

Tú eres tres y tú eres uno al mismo tiempo,
Señor Dios, bien total,
Tú eres el único Bien,
Tú eres todo bien,
Tú eres el soberano Bien,
Señor Dios vivo y verdadero.

Tú eres caridad, amor,
Tú eres sabiduría,
Tú eres humildad,
Tú eres paciencia,
Tú eres seguridad,
Tú eres descanso,
Tú eres alegría y regocijo,
Tú eres justicia y mesura,
Tú eres riqueza y sobreabundancia,
Tú eres nuestra esperanza,
Tú eres nuestra fe.

Tú eres nuestra gran dulzura,
Tú eres nuestra vida eterna,
gran y admirable Señor,
Dios todopoderoso,
dulce Salvador misericordioso.

Tú eres la belleza,
Tú eres la dulzura,
Tú eres nuestro abrigo,
Tú eres nuestro guardián y nuestro defensor,
Tú eres la fuerza,
Tú eres el frescor.

   San Francisco de Asís

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario

6 de octubre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • El justo por su fe vivirá (Hab 1, 2-3; 2, 2-4)
  • Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón" (Sal 94)
  • No te avergüences del testimonio de nuestro Señor (2 Tim 1, 6-8. 13-14)
  • ¡Si tuvierais fe! (Lc 17, 5-10)
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Amor y cambio

El gato de mi abuelo desmadeja un ovillo. Lleva un rato llenando las habitaciones de nudos, como si cimentara un camino para no perderse. Mi abuelo tiene muchos gatos. Les da de comer todos los días. Lleva décadas haciéndolo: reúne las sobras, baja las escaleras metálicas y los convoca con un silbido. Décadas. Mi abuelo es un hombre rudo, de campo. Fuma tabaco negro y bebe chatos de vino en el único bar del pueblo. Sufrió un infarto hace unos años, resiste. Para mi abuelo la liturgia diaria de alimentar los gatos es innegociable. En este mundo se nos predican los viajes y los cambios, el movimiento continuo, pero el amor florece en la quietud, es hacer lo mismo todos los días muchas veces. Saber que no hay nada más importante que dar de comer a los gatos, aunque hiele y haya nieve y uno, que ya no es lo que era, pueda resbalarse. El amor de mi abuelo mantiene vivo este lugar. Cuando falte será un terruño hermoso por las vistas, pero vacío. No obstante, esos gatos callejeros guardarán memoria de su entrega.


Autor: Jesús MONTIEL
Título: Sucederá la flor
Editorial: Pre-textos, Valencia, 2018 (pp. 50-51)

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario

29 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Ahora se acabará la orgía de los disolutos (Am 6, 1a. 4-7)
  • ¡Alaba, alma mía, al Señor! (Sal 145)
  • Guarda el mandamiento hasta la manifestación del Señor (1 Tim 6, 11-16)
  • Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado (Lc 16, 19-31)
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El corazón y la Palabra de Dios

Jesús comparó la palabra de Dios con una semilla cuyo crecimiento puede correr diversa suerte, según la calidad del terreno en el que es arrojada (Mt 13, 3-23). Si acierta a caer en un corazón generoso (en griego, en kardía kale kai agathe, “un corazón bello y bueno”; Lc 8, 15), en un corazón de calidad, podrá dar mucho fruto, hasta el ciento por uno.

Esto no se da por descontado porque, tal como sugiere la misma parábola, la semilla debe afrontar una serie de resistencias que pueden retrasar su evolución e incluso amenazar su misma supervivencia. La identificación correcta de estas resistencias y la adopción de una táctica auténticamente evangélica para neutralizarlas será una de las primeras y más urgentes tareas del bautizado. Pues el bautismo ha limpiado sus pecados, pero no lo ha liberado automáticamente de todas sus consecuencias, de las marcas que permanecen el cuerpo y en la psique, de ciertas cicatrices que solo esperan la ocasión propicia para reabrirse y que, en cualquier caso, seguirán supurando mucho tiempo.

La Biblia fue inspirada por el Espíritu Santo y las palabras de la Biblia son, todavía hoy y para todos los tiempos, portadoras del Espíritu, preñadas del Espíritu. Fueron inspiradas y son “inspiradoras”. Cuando un cristiano se acerca a la Palabra con una actitud de fe, se realiza un acontecimiento espiritual, un acontecimiento que tiene como objetivo su corazón. Pues la palabra de Dios está hecha para el corazón, y éste para la palabra de Dios. Solamente el corazón del hombre es el que puede comprender verdaderamente la Palabra; su razón no lo podrá hacer más que en un segundo momento y solo a condición de ser iluminada desde dentro por la Palabra.

XXV Domingo del Tiempo Ordinario

22 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Contra los que compran al indigente por plata (Am 8, 4-7)
  • Alabad al Señor, que alza al pobre (Sal 112)
  • Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios, que quiere que todos los hombres se salven (1 Tim 2, 1-8)
  • No podéis servir a Dios y al dinero (Lc 16, 1-13)
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La esencia de lo demoniaco

La esencia del pecado no es la ignorancia ni la carne

Por decirlo todo, el verdadero problema es el siguiente: Satán es muy espiritual. Su naturaleza es, incluso la de un espíritu puro. No hay ni un gramo de materia en él. Ninguna inclinación personal hacia el materialismo. Así que, créanlo, la espiritualidad es su truco. De tal forma es su truco que, evidentemente, el Espíritu de la Verdad nos empuja más hacia lo carnal que hacia esa espiritualidad. El espíritu malo es siempre favorable a los ejercicios espirituales, siempre que no se trate de una espiritualidad de la Encarnación. 

La afirmación de la fe de los demonios cambia necesariamente nuestro enfoque acerca del mal moral, es decir, del pecado. A partir de ahora queda prohibida toda concepción gnóstica de la redención, así como toda reducción carnal del pecado. Por concepción gnóstica de la redención entiendo la idea de que el conocimiento especulativo o una técnica de autodominio serían suficientes para salvarse, lo que conduciría a reducir siempre el pecado a la ignorancia o a la debilidad, o dicho de otra forma, a nuestra condición carnal, siendo la carne a la vez el velo y el obstáculo. 

Esta visión de las cosas contaminó el pensamiento cristiano a través del estoicismo. Ser dueño de uno mismo, no dejarse sofocar por las pasiones de la carne y las representaciones erróneas del espíritu, ésa sería la única vía de salvación. Ahora bien, el demonio no tiene pasiones que desvíen su voluntad ni representaciones que falseen su inteligencia. Es perfectamente dueño de sí mismo. 

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario

15 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Se arrepintió el Señor de la amenaza que había pronunciado (Éx 32, 7-11. 13-14)
  • Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre (Sal 50)
  • Cristo vino para salvar a los pecadores (1 Tim 1, 12-17)
  • Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta (Lc 15, 1-32)
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Mis ojos

Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no solo para llorar.

Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes tú.

Que cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.

Sostén ahora mi fe,
pues cuando llegue a tu hogar.
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará.

José Luis Martín Descalzo

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario

8 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • ¿Quién se imaginará lo que el Señor quiere? (Sab 9, 13-18)
  • Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación (Sal 89)
  • Recóbralo, no como esclavo, sino como un hermano querido (Flm 9b-10. 12-17)
  • Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío (Lc 14, 25-33)
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La vida no es como uno se la espera

(La acción transcurre en Islandia. María lleva once años casada con su marido, Floki, y es madre de dos mellizos, un varón y una mujer. Al terminar la cena de fin de año su marido le anuncia que va a dejarla porque se va a vivir con un amigo suyo, que se llama igual que él. María se ve así inesperadamente sola con sus dos hijos. Su vecina, Perla, es una mujer enana que es psicóloga y escribe novelas policíacas. Habla con ella a menudo)

(Extractos de las conversaciones entre María y su vecina Perla)

No soy capaz de darle las buenas noches sin hacerle antes una pregunta que me quema en mi interior.
- ¿Qué dice de mí como persona el hecho de que no me hubiese enterado de nada?
- Nada.
Perla recoge del suelo dos pinzas de la ropa.
- ¿Qué dice de mí como mujer no haberme dado cuenta de que mi marido era homosexual?
- Nada.
(…)
Siento que todavía tengo algo que decir.
- ¿Existe alguna posibilidad de que vuelva?
(…)
Duda.
- De todos modos, la experiencia me ha enseñado que el comportamiento humano es aleatorio, caprichoso e impredecible. Si uno quiere prever las reacciones de la gente, tiene que plantearse todas las opciones posibles, lo cual no es factible. Los resultados serían infinitos.
¿Me serviría de algo hablar con él?
- No considero que haya mucho que conseguir amparándote en las palabras. Mi experiencia me dice que la gente entiende las palabras de maneras muy diferentes.
(…)
- La vida es distinta de cómo yo la pensaba –le digo cuando vuelvo.
- Cuando mis clientes me vienen a quejarse de que la vida no es como se la esperaban, yo les digo: “La vida es sufrimiento y desengaño, confórmate con eso. Es normal pasar malos tragos y complicarse la existencia”. Y ya no vuelven. Ni siquiera muestran la consideración de cancelar las citas. La gente se niega a mirar la verdad a los ojos: que el mundo está lleno de cristales rotos y que el sufrimiento profundo agudiza la percepción y le otorga un valor a la vida.

 * * *

(En una noche de insomnio)


- De pronto pienso que podría oír a mi marido. En su voz no hay el menor rastro de sorpresa porque le llamé por teléfono a las dos de la madrugada.
- ¿Sabías que los cisnes no se separan? –le digo yo.
- Nosotros no somos cisnes,
Durante unos instantes se hace un silencio al otro lado de la línea.
- Tienes que dormir –me dice al final.
- No puedo.
- Tómate una manzanilla.
- Lo que me parece más difícil de aceptar es que el futuro vaya a ser diferente a como yo pensaba. Que tú ya no estés conmigo, sino en otro lugar.
- Eres mi mejor amiga.
- Yo no quiero ser tu amiga.
- Puedo ser muy bueno contigo.
- No, es demasiado difícil.
- Yo nunca habría podido vivir con una mujer durante once años si no fuese porque es maravillosa –titubea-. Había dejado de crecer como persona.

* * *

(Perla, la vecina enana, psicóloga y escritora, le habla a María de su infancia)

En otra ocasión le dije a mi madre que me fastidiaba tener que esperar a que alguien viniese a llamar a la puerta para preguntar si yo quería salir a jugar. Ella sostenía que la vida consistía en esperar y que la sociedad actual subestima el aburrimiento. En el vacío del aburrimiento yacen incontables posibilidades y de ellas surgen creaciones importantes. Los mayores logros de la humanidad han nacido del hastío, ¿o acaso crees que Brahms no se aburrió nunca? Si le hubiese confesado que estaba sufriendo, ella me habría respondido que dolor y deseo son precisamente el sentimiento básico de la creación. Y asimismo podría haber añadido: “El mundo recuerda el sufrimiento durante medio día; el poeta le da un significado y hace que perdure. Porque un hombre atormentado busca la belleza”.

El asunto es que a mí me apetecía mucho más estar con los otros chiquillos jugando al fútbol que en el mismo grupo que Brahms. Yo quería que los enanos también formasen parte del resto del mundo.



Autor: Audur Ava OLAFSDÓTTIR
Título: La excepción
Editorial: Alfaguara, 2014






XXII Domingo del Tiempo Ordinario

1 de septiembre de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Humíllate, y así alcanzarás el favor del Señor (Eclo 3, 17-20. 28-29)
  • Tu bondad, oh Dios, preparó una casa para los pobres (Sal 67)
  • Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo (Heb 12, 18-19. 22-24a)
  • El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido (Lc 14, 1. 7-14)
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Lo nuestro









Lo nuestro es muy simple:
tan solo mirarnos.
Otros te hablan, rezan,
te entonan sus cantos.
Tú y yo en silencio:
lo nuestro es mirarnos.

En mis pobres ojos,
tus vívidos rayos,
invasión de luces,
tenso fogonazo.
Quietud y silencio:
lo nuestro es mirarnos.

Mirada que abraza
sin mover los brazos.
Mirada que es beso,
sin rozar los labios.
Y todo el espíritu
de azul inundado.

Solo eso tan simple:
lo nuestro: mirarnos.

(Julia Estevan Echevarría)

XXI Domingo del Tiempo Ordinario

25 de agosto de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • De todas las naciones traerán a todos vuestros hermanos (Is 66, 18-21)
  • Id al mundo entero y proclamad el Evangelio (Sal 116)
  • El Señor reprende a los que ama (Heb 12, 5-7. 11-13)
  • Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios (Lc 13, 22-30)
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Cómo se pasa de ángel a demonio

La fe de los demonios

¿Tú crees que hay un solo Dios? También los demonios lo creen y tiemblan (St 2, 19). La fe de los demonios consiste en una certeza especulativa, en un creer que esto es verdad, sin que esté en juego ningún abandono a la palabra del otro. Una fe sin confianza. Beda el Venerable explica esta distinción diciendo que una cosa es creer algo y otra cosa es creer en algo: “Creer que Dios es, creer que lo que él dice es verdad, eso pueden hacerlo los demonios. Pero creer en Dios, eso sólo se alcanza a los que aman a Dios, es decir, a los que no son cristianos sólo por el nombre, sino también por la vida y por los actos”. San Agustín subraya que la diferencia se encuentra bajo afirmaciones idénticas: “Pedro dice: Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo. Los demonios dicen también: Sabemos quién eres, el Hijo de Dios, el Santo de Dios. Lo que dice Pedro lo dicen los demonios también: las mismas palabras, pero no el mismo espíritu. ¿Y dónde está la prueba de que Pedro decía de otra forma las mismas palabras? En que la fe del cristiano va acompañada de la dilección, la del demonio no. Los demonios hablaban de esa forma para que Cristo se alejara de ellos. Porque antes de decir: Sabemos quién eres, etc., habían dicho: ¿Qué tenemos nosotros contigo? ¿Has venido a destruirnos antes del tiempo señalado? Así pues, una cosa es confesar a Cristo para atarse a Cristo y otra es confesar a Cristo para arrojarlo lejos de ti”.

XX Domingo del Tiempo Ordinario

18 de agosto de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Me has engendrado para pleitear por todo el país (Jer 38, 4-6. 8-10)
  • Señor, date prisa en socorrerme (Sal 39)
  • Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca (Heb 12, 1-4)
  • No he venido a traer paz, sino división (Lc 12, 49-53)
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Oración al Dios único

Oh Dios, Tú eres nuestro Creador.
Tú eres bueno y tu misericordia no tiene límite.
A Ti la alabanza de todas las criaturas.

Oh Dios, Tú nos has dado a los hombres
la ley interior de la que debemos vivir.
Nuestra tarea es hacer tu voluntad.
Seguir tus caminos es conocer la paz del alma.

A Ti te ofrecemos nuestra obediencia.
Guíanos en todos nuestros caminos,
líbranos de las malas tendencias
que desvían nuestro corazón de Tu voluntad.
No permitas que, invocando Tu Nombre,
justifiquemos los desórdenes humanos.

Oh Dios, Tú eres el Único.
A Ti va nuestra adoración.
No permitas que nos alejemos de Ti.

Oh Dios, juez de todos los hombres, ayúdanos
a formar parte de tus elegidos en el último día.

Oh Dios, autor de la justicia y la paz,
concédenos la alegría verdadera, el amor auténtico
y una fraternidad duradera entre los pueblos.
Cólmanos de tus dones por siempre. Amén.


(Oración pronunciada por San Juan Pablo II durante su viaje a Marruecos, 
en Casablanca, el 15 de agosto de 1985, ante miles de musulmanes)



XIX Domingo del Tiempo Ordinario

11 de agosto de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Con lo que castigaste a los adversarios, nos glorificaste a nosotros, llamándonos a ti (Sab 18, 6-9)
  • Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad (Sal 32)
  • Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios (Heb 11, 1-2. 8-19)
  • Lo mismo vosotros, estad preparados (Lc 12, 32-48)
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Reconciliarse con la propia historia

(El libro es una meditación que hace sobre su propia vida un hombre de setenta y un años, un judío ateo. Este hombre tiene un hermano encantador –Howie- que lleva cincuenta años de matrimonio feliz y estable con su mujer y sus cuatro hijos- mientras que él se ha casado y divorciado tres veces. De su primera esposa tuvo dos hijos –Randy y Lonny- que no le perdonan en modo alguno el que les abandonara a ellos y a su madre para casarse con otra mujer. De su segunda esposa –Phoebe, mujer abnegada y servicial en extremo- tuvo una hija –Nancy-, que es dulce, paciente y entregada, y que es la única que se preocupa un poco por la salud de su padre, salud que está cada vez más deteriorada. Nuestro personaje vive en una buena urbanización de jubilados y, para no divorciarse del todo de la vida, ha organizado unas clases de pintura en su propio taller, pues desde su jubilación laboral se ha dedicado a su hobby de toda la vida, la pintura)

Cuando ella (=Nancy, la hija de Phoebe, su segunda esposa) se sentó en la cama del hospital de su padre y lloró en sus brazos, lo hizo por muchas razones, la menor de las cuales no era el hecho de que él la hubiera abandonado cuando tenía trece años. Había ido a la costa para ayudarle, y todo lo que aquella hija serena y juiciosa pudo hacer era revivir las dificultades causadas por el divorcio y confesar la imperecedera fantasía de una reconciliación entre sus padres que había esperado durante más de la mitad de su vida.

-Pero es imposible cambiar la realidad –le dijo él en voz baja, mientras le frotaba la espalda, le acariciaba el pelo y la mecía suavemente en sus brazos-. Tómala tal como viene. Mantente firme y tómala como viene. No hay otra manera. 

Aparte de su hija, no había ninguna mujer en su vida. Ella nunca dejaba de llamarle antes de salir por la mañana hacia el trabajo, pero, por lo demás, el teléfono casi nunca sonaba. Ya no buscaba el afecto de los hijos habidos de su primer matrimonio; tanto ellos como su madre sostenían que nunca había hecho lo correcto, y ofrecer resistencia a la constante reiteración de esas acusaciones y a la versión que daban sus hijos de la historia familiar requería un grado de combatividad que había desaparecido de su arsenal. La combatividad había sido sustituida por una enorme tristeza. Si, en la soledad de sus largas noches, cedía a la tentación de llamar a uno u otro de ellos, luego siempre se sentía entristecido, entristecido y derrotado.

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario

4 de agosto de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • ¿Qué saca el hombre de todos los trabajos? (Ecl 1,2; 2, 21-23)
  • Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación (Sal 89)
  • Buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo (Col 3, 1-5. 9-11)
  • ¿De quién será lo que has preparado? (Lc 12, 13-21)
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Cristo y las mujeres

“Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes” (Lc 8, 1-3).

Jesús va a inaugurar una nueva era en la historia de la salvación en la que va a revelar el misterio de la mujer. Jesús había dicho a su madre: “¿Qué hay entre tú y yo, mujer?” (Jn 2, 4). Entre el hombre y la mujer había habido la serpiente, el misterio del mal. ¿Qué hay ahora entre el nuevo Adán y la nueva Eva? La paloma, el Espíritu Santo, el amor loco de Dios por la humanidad que ha iniciado la nueva creación en el seno de una pequeña virgen.

Paradójicamente ha sido el monacato quien mejor ha comprendido la complementariedad, en el seno del Cuerpo de Cristo, del hombre y de la mujer. Y así todas las órdenes monásticas suelen tener dos ramas, la masculina y la femenina. En la institución monástica se continúa el eco de la cuestión que planteó Jesús a su Madre en las bodas de Caná: “¿Qué hay entre tú y yo, mujer?”. Lo que había entre Jesús y María es inexpresable, es el misterio del agua, del vino, de la sangre y del fuego, misterio de fecundidad espiritual que iba a engendrar millones y millones de almas para el Reino de los cielos.

XVII Domingo del Tiempo Ordinario

28 de julio de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • No se enfade mi Señor si sigo hablando (Gén 18, 20-32)
  • Cuando te invoqué, me escuchaste, Señor (Sal 137)
  • Os vivificó con él, perdonándoos todos los pecados (Col 2, 12-14)
  • Pedid y se os dará (Lc 11, 1-13)
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La salvación según Satán

El demonio, en Mateo, oculta su juego hasta la última tentación en la que abandona ese giro y sin más ocultaciones deja caer: Todo esto te daré si postrándote me adoras (Mt 4, 9). Este último condicional desvela el verdadero sentido de los condicionales precedentes. El Si eres Hijo de Dios disfrazaba un Si quieres adorar al diablo.

Pero lo esencial es otra cosa y Dostoievski se da cuenta. Tras la mentira se esconde un auténtico proyecto. El Si eres Hijo de Dios aspira a abrir camino a otro mesianismo. Las tres tentaciones conspiran para proponer una Salvación de sustitución. Sin duda tienen por meta obstaculizar el Camino, pero lo hacen trazando la senda de una felicidad estrictamente terrestre: el pan, la paz, la tierra –no conocer más el hambre, no experimentar más la inquietud de conciencia, conquistar el mundo y sus prestigios, eso es lo que debe ofrecer el verdadero mesías a los ojos del infierno. Se trata de fabricar la sociedad perfecta donde el pan, la paz y la tierra ofrezcan al hombre una felicidad de animal saciado.

-Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan… ¿No predica la Iglesia la “opción preferencial por los pobres”? ¿No tiene que penetrar en su oído y hasta en su alma el grito de los hambrientos? ¡Que se organice el clero para enviar sacos de arroz y de trigo a todas las naciones! ¡Poco importa que la hostia sea consagrada con tal de que sea sustanciosa! ¡Que se convierta en un verdadero bocadillo que llene el estómago! ¿No era la Cena una comida donde se servía cordero de verdad de carne y hueso? ¡Adiós pues a la transustanciación! ¡Que el obispo cambie la mitra por el gorro de cocinero! ¡Un frigorífico lleno en lugar del sagrario! ¿No es un escándalo ofrecerle piedras al hambriento aunque fueren las Tablas de la Ley o vuestro Pedro sobre el que se edifica la Iglesia, en vez de darle una buena hogaza comestible?

-Ese escándalo es el de Judas cuando la unción en Betania (Jn 12, 5): ¿Por qué no se ha vendido ese perfume por trescientos denarios y se ha dado a los pobres? ¿Por qué no vender incluso a la Palabra por sólo treinta denarios? Por lo demás, ¿esa primacía del pan no formaba parte de la política de los emperadores, junto con los juegos, para debilitar toda oposición? Si la Iglesia sólo se ocupara del pan se identificaría con el poder temporal, competiría con el estado. Y además, sustituyendo con el pan el sentido y la libertad, el hombre podría ser tratado como un animal. Se le forzaría a trabajar para producir más carne. Se le prohibiría todo shabbat donde encontrar recogimiento. ¿Para qué celebrar la palabra, si se trata de vivir al nivel del pesebre?... Pero el verdadero pesebre es el de Navidad. No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.


El éxito como estrategia


El Reino de Dios se anuncia en la pobreza, amando al prójimo en la proximidad, abriendo nuestras manos hacia él, corriendo el riesgo de un abrazo donde el prójimo puede abrirse o estrangularnos. Un abrazo, no una llave de judo. Satán intenta proponernos esa llave de judo ofreciéndonos la eficacia. Yo soy el Príncipe de este mundo, dice Satán, y soy máster en marketing, doctor en propaganda, experto internacional en mensajes subliminales y en fascinación publicitaria. ¡Mira cómo consigo que ese pobre diablo compre un coche por encima de sus posibilidades como si fuera el carro de Elías! ¡Admírate de cómo puedo hacer que elijan al político más mediocre con la sola mediación de la maravilla mediática! Te daré todos los reinos del mundo con su gloria si, postrándote, me adoras… ¡Haremos una Operación Triunfo del canto gregoriano. Organizaremos un Gran Hermano del sacerdocio. Todos los telediarios de las nueve, todos los prime-times, todos los sitios de Google estarán al servicio de tu Iglesia y tendrán un atractivo que envidiarán las cadenas pornográficas y las mejores series americanas! 




XVI Domingo del Tiempo Ordinario

21 de julio de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • Señor, no pases de largo junto a tu siervo (Gén 18, 1-10a)
  • Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda? (Sal 14)
  • El misterio escondido desde siglos, revelado ahora a los santos (Col 1, 24-28)
  • Marta lo recibió. María ha escogido la parte mejor (Lc 10, 38-42)
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La noche









La noche no interrumpe tu historia con el hombre;
la noche es tiempo de salvación.

De noche descendía tu escala misteriosa
hasta la misma piedra donde Jacob dormía.

De noche celebrabas la Pascua con tu pueblo,
mientras en las tinieblas volaba el exterminio.

Abraham contaba tribus de estrellas cada noche;
de noche prolongabas la voz de la promesa.

De noche, por tres veces, oyó Samuel su nombre;
de noche eran los sueños tu lengua más profunda.

De noche, en un pesebre, nacía tu Palabra;
de noche lo anunciaron el ángel y la estrella.

La noche fue testigo de Cristo en el sepulcro;
la noche vio la gloria de su resurrección.

De noche esperaremos tu vuelta repentina
y encontrarás a punto la luz de nuestra lámpara.

La noche no interrumpe tu historia con el hombre;
la noche es tiempo de salvación.

(Himno para la oración de Completas)
(Autor: José Luis Blanco Vega)

XV Domingo del Tiempo Ordinario

14 de julio de 2019
(Ciclo C - Año impar)






  • El mandamiento está muy cerca de ti para que lo cumplas (Dt 30, 10-14)
  • Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón (Sal 68)
  • Todo fue creado por él y para él (Col 1, 15-20)
  • ¿Quién es mi prójimo? (Lc 10, 25-37)
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