La finalidad de la vida cristiana

La oración, el ayuno, las vigilias y otras actividades cristianas, por muy buenas que parezcan en sí mismas, no constituyen la finalidad de la vida cristiana, aunque sin duda ayudan a conseguirla. 

La verdadera finalidad de la vida cristiana consiste en la adquisición del Espíritu Santo de Dios. 

La oración, el ayuno, las vigilias, la limosna y todas las demás buenas obras hechas en nombre de Cristo no son más que medios para la adquisición del Espíritu Santo.

San Serafín de Sarov