Quién es cristiano

El cristiano no es quien confía demasiado en la grandeza del hombre, sino quien reconoce con agradecimiento la grandeza de Dios, su generosidad y su capacidad comunicativa.

La gran riqueza del cristiano es su incorporación a Cristo, el habernos hecho un cuerpo con Él. Como miembros de la Iglesia, hemos sido vinculados a ella en una conexión corporal visible. No formamos parte de un partido o de una organización humana, sino que por el bautismo somos miembros de un cuerpo vivo y participamos todos del mismo principio vital, el amor de Dios. Nuestra riqueza es la comunión íntima con Dios: Él está en nosotros y nosotros en Él. Nos hacemos Dios, porque queremos lo que quiere Dios. Cada uno es lo que ama.

La clave para entender esta divinización operada en nosotros y proclamada solemnemente en el Prefacio III del tiempo de Navidad es, por tanto, el amor. San Ireneo de Lyon fue el primer Padre en formular de modo explícito que Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios. Posteriormente lo harían otros Padres latinos como san Agustín o san León Magno al cantar la Natividad del Señor. Por su parte, fue Clemente Alejandrino quien utilizó por primera vez el concepto de divinización del hombre. La encarnación del Hijo de Dios, por tanto, causa nuestra divinización, mientras que la resurrección es la que introduce este cambio radical en la humanidad.

Cualquiera puede constatar que todo amor auténticamente humano comporta una participación en el otro: cuando amo me hago uno con la otra persona y le digo: “Tú estás en mí”. El amor es mucho más que una relación entre dos seres totalmente independientes. En el amor auténtico descubrimos que nuestra vida se transforma y abandona su aislamiento para unirse a la vida del amado. Nos descubrimos en dependencia radical del otro: una dependencia buena, creativa, enriquecedora para nuestra vida, que potencia lo mejor de nosotros y nos ayuda a superar aquello que nos avergüenza.

La gran riqueza del hombre y su gran esperanza es que la naturaleza humana esté siempre abierta a la posibilidad de ser penetrada y transformada por la transcendencia del amor de Dios.






Autor: Gerhard cardenal MÜLLER
Título: Informe sobre la esperanza. Diálogos con Carlos Granados
Editorial: Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid, 2016, pp. 31-33