Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

3 de junio de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros (Éx 24, 3-8)
  • Alzaré la copa de la salvación, invocando el nombre del Señor (Sal 115)
  • La sangre de Cristo podrá purificar nuestra conciencia (Heb 9, 11-15)
  • Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre (Mc 14, 12-16. 22-26)
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La Iglesia según el abate Gastón

(El abate Gastón es el protagonista de la novela de Bruce Marshall, “A cada uno un denario”. Se trata de un hombre sencillo, carente de grandes recursos oratorios, pero dotado de una fe profunda y de una gran bondad, que es considerado por sus compañeros de sacerdocio como un poco inferior a ellos, pero que tiene muy claro que él a quien ha dado su vida es al Señor. Recogemos aquí algunas de sus afirmaciones sobre el misterio de la Iglesia entresacadas de distintos pasajes de esta larga y gran novela)

(Durante la Primera Guerra Mundial, en el campo de batalla) 

Empezaron a llegar los heridos en sus camillas y el capellán volvió de la iglesia llevando el cuerpo de Dios en el revés de su casco de acero. El abate Gastón se sintió feliz al ver al capellán con su corta estola blanca, porque sabía que aquél era el significado del mundo, aun cuando los moribundos no lo comprendieran.

* * *

(En la parroquia de Paris donde ejerce el ministerio después de la guerra) 

El siguiente que visitó al abate Gastón fue el abate Paquin. Llegó poco después de que el párroco se marchase. Estaba abatido. Contó que había vuelto de la guerra lleno de ansias de convertir al mundo entero, y que el señor cura lo había acusado de herejía, cisma y orgullo espiritual. Dijo que no habría esperanza para la Iglesia mientras hombres de criterio tan estrecho como el canónigo Litro oficiasen en los altares.

El abate Gastón lo escuchó pacientemente. Siempre habría esperanza para la Iglesia, dijo a su vez; y no sólo esperanza, sino certeza. La Iglesia era una larga paciencia, dijo el abate Gastón.

* * *

En la capilla estaba impartiéndose la Bendición con el Santísimo Sacramento. En el altar, nubes de incienso empañaban las llamas de los cirios. Con una capa pluvial bordada de oro viejo, el capellán mecía el incensario mientras la escasa congregación entonaba el Tantum ergo. El cardenal y el joven sacerdote se arrodillaron juntos en una pequeña galería lateral, de frente al altar. Envuelto en el velo humeral, el capellán elevaba la soledad de Dios por encima de la soledad de los hombres. Después volvió a poner la hostia en el tabernáculo. En una dulce niebla azul, todos cantaron sus alabanzas al Señor, porque Su misericordia se confirmaba sobre ellos.

Santísima Trinidad

27 de mayo de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • El Señor es el único Dios allá arriba en el cielo y aquí abajo en la tierra; no hay otro (Dt 4, 32-34. 39-40)
  • Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad (Sal 32)
  • Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: "¡Abba, Padre!" (Rom 8, 14-17)
  • Bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (Mt 28, 16-20)
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Mira a la estrella

Si se levantan los vientos de las tentaciones,
si tropiezas con los escollos de la prueba,
mira a la estrella, invoca a María.

Si te agitan los olas de la soberbia,
de la ambición o de la envidia,
mira a la estrella, invoca a María.

Si la ira, la avaricia o la impureza
impelen violentamente la nave de tu alma,
mira a María.

Si turbado con la mirada de tus pecados,
confuso ante la fealdad de tu conciencia,
temeroso ante la idea del juicio,
comienzas a hundirte en la sima sin fondo de la tristeza
o en el abismo de la desesperación,
piensa en María.

En los peligros, en las angustias, en las dudas,
piensa en María, invoca a María.

No se parte María de tu boca, no se aparte de tu corazón;
y, para conseguir su ayuda intercesora,
no te apartes tú de los ejemplos de su virtud.
No te descaminarás si la sigues, no desesperarás si la ruegas,
no te perderás si en Ella piensas.

Si Ella te tiene de su mano, no caerás;
si te protege, nada tendrás que temer;
no te fatigarás, si es tu guía;
llegarás felizmente al puerto, si Ella te ampara.


San Bernardo

Pentecostés

20 de mayo de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar (Hch 2, 1-11)
  • Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra (Sal 103)
  • Hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo (1 Cor 12, 3b-7. 12-13)
  • Ven, Espíritu Divino (Secuencia)
  • Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo (Jn 20, 19-23)
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Vigilia de Pentecostés

19 de mayo de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • Se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra (Gén 11, 1-9)
  • Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra (Sal 103)
  • El Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables (Rom 8, 22-27)
  • Manarán ríos de agua viva (Jn 7, 37-39)
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Oración de San Efrén


Esta oración es empleada por las iglesias de Oriente durante la Cuaresma, acompañada de tres grandes "metanias", es decir, postraciones tocando con la frente el suelo para suplicar la conversión. "Metania" es una palabra emparentada con "metanoia" (conversión).

La oración supone que hay un camino de conversión, pero que en ese camino hay obstáculos debidos a nuestra condición pecadora, la que Jesús recordó a quienes querían lapidar a la mujer adúltera, y le pide a Dios que no permita que quedemos atrapados por esos obstáculos. La oración enumera cuatro grandes obstáculos: el espíritu de pereza, de desaliento, de dominación y de vana palabrería.

SEÑOR Y DUEÑO DE MI VIDA

Estas palabras subrayan la transcendencia de Dios, pero "dueño" no significa aquí a un tirano sino al Padre que quiere adoptarme en su único Hijo respetando infinitamente mi libertad. La manera de ejercer su "señorío" la hemos visto en la encarnación de su único Hijo que nace en un establo, se deja asesinar por nuestra libertad cruel, resucita y se revela a aquellos que le aman. Su grandeza se revela en la manera como ejerce su ser "Señor y Dueño" de mi vida y de toda vida, porque toda vida procede de Él: como un servidor: "Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve" (Lc 22, 27).

Mi relación con este Señor y Dueño no es, pues, una relación de esclavitud sino de libre confianza, porque no hemos recibido "un espíritu de esclavos para recaer en el temor", sino un espíritu de "hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! (Rm 8, 15). Él es el "Dueño de mi vida" porque Él es la fuente de la que mana la vida, que yo no ceso de recibir de Él, puesto que es Él quien me la dona y quien me per-dona y de ese modo me la vuelve a dar, abriéndome un porvenir sobreabundante allí donde yo, con mi pecado, me había cerrado todo porvenir: "Vete, y en adelante no peques más" (Jn 8, 11). Yo sólo existo por este amor infinitamente discreto que me eleva más allá de todo condicionamiento, de toda necesidad, que se hace servidor para que quienes quieren ser sus servidores lleguen a ser amigos suyos (Jn 15, 13).

NO ME ABANDONES AL ESPÍRITU DE PEREZA

La pereza significa esencialmente el olvido, es decir, la incapacidad para asombrarse y maravillarse de la realidad, la incapacidad para ver. La pereza es como una anestesia de todo el ser, como una insensibilidad. Es una especie de sonambulismo que se puede producir tanto por la agitación como por la inercia, tanto por una agenda demasiado llena como por una agenda demasiado vacía. El resultado es el mismo: la incapacidad para considerar otra cosa que no sea la utilidad, la rentabilidad, la relación calidad-precio; por lo tanto, incapacidad para reconocer la existencia y la belleza del otro, tanto del otro humano como de cualquier criatura -una música, una flor, una estrella. Es incapacidad para percibir la realidad enraizada en el misterio, olvidando que la realidad viene de Dios que es quien la ha creado.

VII Domingo de Pascua. Ascensión del Señor.

13 de mayo de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • A la vista de ellos, fue elevado al cielo (Hch 1, 1-11)
  • Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas (Sal 46)
  • Lo sentó a su derecha en el cielo (Ef 1, 17-23)
  • Fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios (Mc 16, 15-20)
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Oración por los enfermos


Señor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana, mira con piedad a N., que está enfermo y necesita ser curado en el cuerpo y en el espíritu.

Reconfórtale con tu poder para que levante su ánimo y pueda superar todos sus males, y, ya que has querido asociarlo a tu Pasión redentora, haz que confíe en la eficacia de su dolor para la salvación del mundo.

Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

VI Domingo de Pascua

6 de mayo de 2018
(Ciclo B - Año par)






  • El don del Espíritu Santo ha sido derramado también sobre los gentiles (Hch 10, 25-26. 34-35. 44-48)
  • El Señor revela a las naciones su salvación (Sal 97)
  • Dios es amor (1 Jn 4, 7-10)
  • Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos (Jn 14, 9-17)
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