Santa María, Madre de Dios


1 de enero de 2016
(Ciclo C - Año Par)






  • Invocarán mi nombre sobre los israelitas, y yo los bendeciré (Núm 6, 22-27)
  • El Señor tenga piedad y nos bendiga (Sal 66)
  • Envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer (Gál 4, 4-7)
  • Encontraron a María y a José, y al niño. A los ocho días, le pusieron por nombre Jesús (Lc 2, 16-21)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

Los santos inocentes

Tengo siete razones –dice Dios- para amar a los inocentes asesinados por Herodes.

La primera es que les amo. Y eso basta.
Tal es la jerarquía de mi gracia.

La segunda es que me gustan. Y esto basta.
Tal es la jerarquía de mi Gracia.

La tercera es que me agrada. Y esto basta.
Tal es la jerarquía, el orden y la regla de mi Gracia.

Y ahora os voy a decir la cuarta razón:
es porque los niños no tienen en la comisura de los labios
ese rictus de ingratitud y amargura,
esa herida de envejecimiento,
ese rictus de recuerdos que vemos en todos los demás labios.

La quinta es por una especie de equivalencia.
Porque, por una especie de contrapeso,
estos inocentes pagaron por mi Hijo:
mientras yacían sobre el suelo de los caminos,
las ciudades y los pueblos,
menos tenidos en cuenta que los corderos,
los cabritos y los cochinillos,
mi Hijo huía a Egipto.

De modo que se dio una especie de “quid pro quo”,
una especie de malentendido,
porque esos inocentes fueron confundidos con mi Hijo,
y asesinados por Él, en vez de Él,
no solamente a causa de Él, sino por Él,
creyendo que era Él.

La sexta razón es que eran contemporáneos de mi Hijo,
de la misma edad, nacidos al mismo tiempo,
y todos hacemos lo que podemos por nuestros compañeros de curso
y ellos fueron del curso, de la promoción de Jesús.

La séptima razón -¿por qué voy a callármela?-
es que eran parecidos a mi Hijo.
Porque una generación de hombres –dice Dios-
una promoción de hombres es como una hermosa ola grande
que avanza de orilla a orilla sobre un mismo frente
y le ataca de golpe
y se deshace al fin al borde del mar
como una muralla de agua.
De la misma manera una generación o una promoción
de hombres es como una ola de hombres
que avanzan todos juntos sobre el mismo frente
y se estrella también como una muralla de agua
cuando toca las riberas eternas.

Mi hijo era algo tierno y nuevo como ellos,
y desconocido como ellos.
No tenía en la comisura de los labios ese pliegue
de amargura y de ingratitud,
ni ese otro pliegue de arrugas en las cejas,
el pliegue de las lágrimas y de haber visto mucho,
ni tenía en las comisuras de la memoria el pliegue
de no poder olvidar.

Ignoraba a aún las vicisitudes que le esperaban,
todo aquello que más tarde dejaría un eterno rastro:
la corona de espinas y el cetro de la caña
y la terrible agonía del Calvario,
y la aún más terrible agonía de la víspera
en el huerto de los Olivos.

Éstas son la sexta y la séptima razones que tengo
para amar a los inocentes:
que me recuerdan a mi Hijo como era
si no hubiera cambiado luego,
me lo recuerdan cuando era bello,
cuando nada de esa terrible aventura había sucedido todavía.

He aquí por qué amo a los niños inocentes:
porque entre todos son ellos los testigos mejores de mi Hijo,
los niños-Jesús que no se harán grandes ya nunca.

Charles Péguy

La Sagrada Familia: Jesús, María y José


27 de diciembre de 2015
(Ciclo C- Año Par)






  • El que teme al Señor honra a sus padres (Eclo 3, 2-6. 12-14)
  • Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos (Sal 127)
  • La vida de familia vivida en el Señor (Col 3, 12-21 )
  • Los padres de Jesús lo encuentran en medio de los maestros (Lc 2, 41-52)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

La misericordia



Existe en la vida
frente a tantas asperezas una sola ternura:
la misericordia
frente a tantos extravíos una sola certeza:
la misericordia
frente a tantos exilios una sola morada:
la misericordia.

La misericordia es el irrumpir de Dios
por el que nos llama a la Vida
y por el que todo va siendo transmutado en una libertad nueva.

La existencia se convierte entonces
en un camino y una espera.
Y en la espera todo se hace responsabilidad,
es decir, dolor.
Tu fragilidad, el caminar del hermano,
los acontecimientos del mundo, el corazón de la Iglesia:
todo se hace en ti un peso insoportable
que tienes que asumir
en un deseo profundo de apasionada totalidad.

Y como Dios no está nunca en la división
sino siempre en la unidad más grande,
este breve texto
quiere ser un frágil signo exterior
de esa comunión que Su intervención
va madurando definitivamente entre nosotros.

Para que cada uno viva la memoria
de tanta gratuidad
y realice cada día,
con decisión,
su propia fidelidad
“en la espera de que se cumpla la feliz esperanza
y venga nuestro Salvador Jesucristo”

(Fernando Tagliabue)

Natividad del Señor (Misa de medianoche)


25 de diciembre de 2015
(Ciclo C - Año Par)






  • Un hijo se nos ha dado (Is 9, 1-6)
  • Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor (Sal 95)
  • Ha aparecido la gracia de Dios a todos los hombres (Tit 2, 11-14)
  • Hoy os ha nacido un Salvador (Lc 2, 1-14)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

Himno a la Fuente que brota eternamente del Corazón de Cristo

¡OH BELLEZA INEFABLE DEL DIOS ALTÍSIMO,
Destello purísimo de la eterna luz,
Vida que comunica la vida a todos los vivientes,
Luz que da su resplandor a toda luz,
Tú que conservas
en su inmutable esplendor y en su diversidad
a los astros que brillan
desde la primera aurora,
ante el trono de tu divinidad!

¡OH MANANTIAL ETERNO E INACCESIBLE,
lleno de luz y de dulzura,
que brota de esta Fuente escondida a todas las miradas humanas!
¡Profundidad sin fondo, altura sin límite,
grandeza inconmensurable y pureza inviolable!
De Ti mana el río
que alegra la ciudad de Dios (Sal 45,5)
y es gracias a Ti
como nuestras aclamaciones y acciones de gracias
se convierten en un cántico de alabanza,
pues podemos testimoniar, por experiencia, 
que en Ti está la fuente de la vida,
y que por tu luz
vemos la luz (Sal 35, 10).

(San Buenaventura +1274) 

La liberación en la libertad: la indulgencia plenaria

Catequesis parroquial nº 130 

Autor: D. Fernando Colomer Ferrándiz
Fecha: 16 de diciembre de 2015

Para escuchar la charla en ivoox, pulse aquí: http://www.ivoox.com/9787881

Para escuchar la charla en YouTube, pulse aquí: 


IV Domingo de Adviento


20 de diciembre de 2015
(Ciclo C - Año Par)






  • De ti saldrá el jefe de Israel (Miq 5, 1-4a)
  • Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve (Sal 79)
  • Aquí estoy para hacer tu voluntad (Heb 10, 5-10)
  • ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? (Lc 1, 39-45)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

Próxima catequesis parroquial


El próximo miércoles 16, a las 18:30 horas, tendrá lugar la primera catequesis parroquial en torno al Jubileo Extraordinario de la Misericordia cuyo título será "La liberación en la libertad: la indulgencia plenaria".

El misterio de la singularidad de cada hombre

Nacimiento de Magdalena, mi segunda hija. Siendo el hombre inmortal, cada nacimiento es un nuevo abismo. Abismo sobre Dios, sobre el Infinito, sobre lo Irreparable, sobre lo absoluto…

La personalidad, la individualidad humana escrita y firmada por Dios sobre cada rostro, y algunas veces impresa de un modo formidable sobre el de un gran hombre, es cosa del todo sagrada, cosa para la Resurrección, para la vida eterna, para la Unión beatífica. Cada fisonomía humana es una puerta muy particular del Paraíso, imposible de confundir con las otras y por la cual no entrará más que una sola alma… La personalidad, la individualidad, es la visión particular que cada hombre tiene de Dios.

En lo absoluto, todo hombre tiene su misión, al igual que toda planta tiene su virtud, bienhechora o maligna. No se sabe siempre cuál es esta misión y, de saberse, es en raras ocasiones. Sin embargo la misión es segura. Pero sucede que la mayoría de las veces aborta. Un grano germina sobre millones de granos confiados a la tierra. ¡Cuántos poetas, cuántos artistas, cuántos santos se pudrieron en vano en el estercolero de la política o de los negocios! ¡Y cuántas sorpresas cuando todo será revelado!

El hombre, mísero de él, cree saber quién es, porque sabe el nombre de su padre y el que ha recibido en el bautismo, aunque no sabe el de su alma y, en consecuencia, se ignora a sí mismo con una ignorancia infinita. Ése es el secreto de Dios y, hasta la muerte, nuestra identidad nos es desconocida e impenetrable (…) Cuando un alma es suficientemente profunda para comprender esta ignorancia, le queda felizmente el recurso de las lágrimas, y entonces tiene la visión crepuscular de la identidad de todos los hombres con el nuevo Adán, que es Nuestro Señor Jesucristo.

Se puede vivir sin pan, sin vino, sin techo, sin amor, sin felicidad; pero no se puede vivir sin Misterio. La naturaleza humana exige esa dependencia.

Sé paciente y dulce hacia ti mismo. Es infinitamente probable que Dios no hará nada de lo que tú sueñas. Lo hará mejor.

III Domingo de Adviento


13 de diciembre de 2015
(Ciclo C - Año Par)






  • El Señor se alegra con júbilo en ti (Sof 3, 14-18a)
  • Gritad jubilosos: "Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel" (Salmo: Is 12, 2-6)
  • El Señor está cerca (Flp 4, 4-7)
  • ¿Qué hemos de hacer? (Lc 3, 10-18)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

Consagración a la Inmaculada


Virgen Inmaculada, Santa Madre de Dios, Auxiliadora de los cristianos, Madre de los desamparados, me ofrezco y me entrego a Ti como hijo tuyo y te ruego que me tomes y me aceptes como tal, y que ejerzas, con mucho poder y con mucha fuerza, tu maternidad sobre mí, haciendo con mi espíritu, con mi psiquismo y con mi cuerpo, con mi ser y con mi tener, con mi vida y con mi muerte, con mi tiempo y con mi eternidad, cuanto a Ti te complazca, con tal de que yo sea completamente tuyo y un instrumento eficaz en tus manos al servicio de la Iglesia, para alabanza de gloria del Padre del cielo. Amén.

(Inspirada en San Maximiliano Kolbe)

Oración en formato pdf

II Domingo de Adviento


6 de diciembre de 2015
(Ciclo C - Año Par)






  • Dios mostrará tu esplendor (Bar 5, 1-9)
  • El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres (Sal 125)
  • Que lleguéis al día de Cristo limpios e irreprochables (Flp 1, 4-6. 8-11)
  • Todos verán la salvación de Dios (Lc 3, 1-6)
  • Homilía: pulsar aquí para leer la homilía en formato pdf

A Jesús


Oh Jesús, en la riqueza de tu misericordia,
Tú llamaste a los publicanos y los pecadores, vuélvete ahora, de igual modo, hacia mí, que soy como ellos, 
y acepta ni alabanza como el incienso de la tarde:

Jesús, fuerza invencible,
Jesús, ternura infinita,
Jesús, belleza radiante,
Jesús amor inefable,
Jesús, Hijo de Dios vivo,
Jesús, ten piedad de mí que soy un pecador,
Jesús, sácame de mi ignorancia,
Jesús, disipa mis tinieblas con tu luz,
Jesús, purifícame de todas mis faltas,
Jesús, como al hijo pródigo, condúceme a la casa paterna,

JESÚS, HIJO DE DIOS, TEN MISERICORDIA DE MÍ QUE SOY UN POBRE PECADOR.

El ciego escuchó tus pasos, Señor,
y se puso a gritar: “Hijo de David, ten piedad de mí”.
Tú lo llamaste y le devolviste la vista.
De igual modo, en tu ternura, Señor,
ilumina los ojos de mi corazón. También yo, suplicando, te digo:

Jesús, Creador de los ángeles,
Jesús, Redentor de los hombres,
Jesús, Vencedor del infierno,
Jesús, que has revestido de belleza a todas tus criaturas,
Jesús, reconforta mi alma,
Jesús, ilumina mi inteligencia,
Jesús, colma mi corazón de alegría,
Jesús, da la salud a mi cuerpo,
Jesús, Salvador mío, sálvame,
Jesús, Luz del mundo, ilumíname,
Jesús, de todo tormento, líbrame,

JESÚS, HIJO DE DIOS, TEN MISERICORDIA DE MÍ QUE SOY UN POBRE PECADOR.

Cuando viste a la viuda con el corazón partido,
tuviste piedad, Señor,
y resucitaste a su hijo que ya iban a enterrar.
También yo te suplico,
a Ti, amigo de los hombres,
que devuelvas el vigor a mi alma.

Jesús, Dios desde siempre y para siempre,
Jesús, Maestro muy paciente,
Jesús, Salvador lleno de compasión,
Jesús, inmensa bondad, guárdame,
Jesús, purifícame de mi pecado,
Jesús, aparta tu mirada de mi culpa,
Jesús libra mi corazón de toda mentira, 
Jesús, en Ti espero, no me abandones,
Jesús, no me rechaces lejos de Ti,
Jesús, mi Creador, no me olvides,
Jesús, el único buen Pastor, cuida de mí,

JESÚS, HIJO DE DIOS, TEN MISERICORDIA DE MÍ QUE SOY UN POBRE PECADOR.